Los obispos del País Vasco y Navarra piden sanar las secuelas de la violencia

iniciativa de Gesto por la Paz en el País Vasco contra el terrorismo

En su carta conjunta de Cuaresma, animan a seguir el camino de “reparar el daño causado”

iniciativa de Gesto por la Paz en el País Vasco contra el terrorismo

Una de las muchas iniciativas de Gesto por la Paz

VICENTE L. GARCÍA (VITORIA) | El Miércoles de Ceniza se presentaba la carta pastoral de los obispos de las diócesis vascas (Bilbao, San Sebastián y Vitoria) y de Pamplona-Tudela para esta Cuaresma-Pascua 2015. Bajo el título Misericordia entrañable, los prelados siguen la estela de la imagen de un Dios misericordioso que el papa Francisco está transmitiendo con fuerza desde el principio de su pontificado.

Es un texto que podría calificarse de pulcramente pastoral, pero desde el que, sin problemas, puede hacerse una lectura de aplicación directa a la vida familiar, a la parroquial, al ámbito de la res publica y a las cuestiones sociales más candentes. Lo mismo sucede en el punto dedicado a diversos ámbitos de la vida pública, donde en algunos párrafos podrían ponerse sin dificultad nombres y apellidos.

Los obispos dedican varios puntos de su carta pastoral para hablar de la pacificación, el perdón y la reconciliación. Se habla de violencia y de víctimas, pero sin concretar ámbitos ni sujetos concretos, aunque son fácilmente identificables leyendo entre líneas: “A los causantes del dolor y sufrimiento debemos recordar que el Padre siempre espera; que les invita a recorrer el camino de retorno, y comenzar a recomponer lo que ha sido destruido, no solo tan injustamente en las víctimas, sino también en la propia vida y en sus familias”.

El texto abarca a todos aquellos que han cometido delitos contra la vida humana, y ahí entran el terrorismo, la violencia de género y los asesinatos perpetrados por causas diversas. Y también a sus víctimas, y al sistema social y penitenciario, que tiene que acoger y atender a unos y otros: “En este delicado camino, es necesario el acompañamiento y la pedagogía que ayuden a reconocer, a reparar en la medida de lo posible el daño causado y a abordar la sanación de las secuelas físicas, psíquicas, espirituales y sociales que la violencia ha generado”.

Por otra parte, no se olvidan tampoco de posar su mirada sobre la inclusión social de los pobres y las causas que generan pobreza e injusticia, refiriéndose incluso “a algunos ámbitos que posibilitan o impiden esta inclusión”.

Así, citando su pastoral de 2011, dicen: “Quisiéramos volver a recordar la centralidad de la dignidad de la persona y el servicio al bien común que debe estructurar la política económica. Es necesario volver a reflexionar sobre los fundamentos de nuestra economía y del sistema financiero”.

Y sin dejar de lado la actualidad, matizan: “Más allá de los lamentables casos de corrupción, agradecemos el servicio de tantas personas que se dedican a la política desde una vocación de servicio fundamentada en los principios de la dignidad humana y el bien común, la honestidad, el esfuerzo y la capacidad de diálogo y acuerdo”.

Otro ámbito “necesitado de la misericordia divina” es la familia. Los sínodos convocados por el papa Francisco dan cuenta del interés y preocupación de la Iglesia, pues la familia es “auténtica escuela de humanidad, socialización, eclesialidad y santidad”.

En el tema del aborto, se reconocen los esfuerzos de la comunidad cristiana para acompañar a las personas involucradas en la práctica de abortos, pero se considera que la labor sigue siendo insuficiente y que “la negativa a reformar la actual legislación sobre el aborto ha dejado en la indefensión jurídica a decenas de miles de vidas humanas en el seno materno”.

El texto, que recopila varias citas de la Evangelii gaudium, se desarrolla en 76 puntos repartidos en cuatro capítulos. Junto con la carta, se han publicado unos materiales de apoyo para la lectura y profundización personal o grupal.

Hacer presente el Reino

De esta carta pastoral también destaca el capítulo dedicado al sacramento de la reconciliación: “El Papa invita a los sacerdotes a ejercer con generosidad y esfuerzo este magnífico servicio de misericordia”. Y apuntan a “la transparencia de los niños en la confesión de los pecados, como referencia para los adultos”.

La conclusión de la carta pastoral subraya que “hacer presente el Reino de Dios es la tarea hermosa y apasionante que se nos ha confiado. Agradecemos la labor preciosa de tantos misioneros y misioneras que son testigos de la misericordia de Dios en los lugares más remotos. La misericordia de Dios abraza todos los tiempos y lugares de la humanidad, y abre camino hacia una humanidad plena en Dios, un camino hacia la eternidad”.

En el nº 2.930 de Vida Nueva

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