Editorial

El año de los consagrados

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EDITORIAL VIDA NUEVA | Mirar el pasado con gratitud, vivir el presente con pasión y abrazar el futuro con esperanza. Esos son los tres objetivos principales que abriga para el recién inaugurado Año de la Vida Consagra el papa Francisco. En realidad, algo más de un año (se clausurará el 2 de febrero de 2016) para que la Iglesia entera también abrace a los cientos de miles de consagrados que cada día escriben con su vida el testimonio de un seguimiento.

No siempre comprendida, durante tiempo bajo infundadas sospechas, este marco conmemorativo brinda la oportunidad de reconocer los dones que encarna la Vida Consagrada, estimula a que los obispos la acojan “cordialmente y con alegría” como “un capital espiritual”, y aguijonea para que los consagrados salgan de los confines de los propios carismas en busca de una humanidad que aún espera. Un año, por tanto, para celebrar como la gran familia que es la Iglesia.

En el nº 2.920 de Vida Nueva

 

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