‘Iglesia particular y vida consagrada’, por el camino de la comunión

La CEE publica un documento para mejorar las relaciones entre obispos y religiosos

Vicente Jimenez nuncio Fratini Elias Royon asamblea Confer 2011

El obispo Jiménez, el nuncio Fratini y Elías Royón, en 2011

FRAN OTERO | Las relaciones entre el Episcopado español y los religiosos han dado un paso más tras la publicación, por la Conferencia Episcopal Española (CEE), del documento Iglesia particular y vida consagrada. Cauces operativos para facilitar las relaciones mutuas entre los obispos y la vida consagrada de la Iglesia en España. Un paso más en un camino, “no exento de dificultades y tensiones”, que se intentan resolver en favor de la comunión.

Dicha comunión es fundamental, tal y como se expresa en la Novo millenio ineunte que cita el documento episcopal: “Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: este es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designo de Dios y responder también a las profundas esperanzas del mundo”.

Con esta pretensión, este documento, aprobado en la Asamblea Plenaria de la CEE el pasado 19 de abril, propone una serie de cauces operativos, “comprendidos y vividos a la luz del magisterio del Concilio Vaticano II y de la doctrina que se ha ido desarrollando, y con la interpretación propia de la norma canónica”.

En primer lugar, el texto reclama un mayor conocimiento y cercanía entre obispos y consagrados y entre estos y el clero secular, y, para ello, cree conveniente que se dé la debida importancia al estudio sistemático de la eclesiología; se fomente la formación permanente de sacerdotes y consagrados, profundizando en la doctrina conciliar sobre la Iglesia particular, el episcopado y la Vida Consagrada; se promueva la información recíproca sobre los planes de formación y sus resultados; y se coopere eficazmente para asegurar la subsistencia y buen funcionamiento de los centros de estudios superiores diocesanos, congregacionales, interdiocesanos o intercongregacionales, así como que se realicen encuentros entre consagrados y clero diocesano.

Mayor integración en las diócesis

En segundo lugar, la CEE estima la necesidad de una más amplia integración de los consagrados, según su carisma, en la acción pastoral diocesana y en los órganos de consulta y gobierno. Así, reclama que los religiosos colaboren con el obispo en la acción pastoral para enriquecerla con su carisma y reconoce que su presencia “es un enriquecimiento para la diócesis”.

También se dice que los consagrados “están sujetos a la potestad de los obispos, a quienes han de seguir con piadosa sumisión y respeto, en aquello que se refiere a la cura de almas, al ejercicio público del culto divino y a otras obras de apostolado”.

Finalmente, el documento apuesta por una mayor coordinación, por parte del obispo, de los ministerios, servicios y obras apostólicas que los consagrados realizan en la Iglesia particular.

Se insiste, en este punto, en la comunicación y en el intercambio de informaciones sobre la pastoral diocesana. Además, apuntan que obispos y superiores deben respetar y fomentar las nuevas iniciativas y experiencias pastorales de los consagrados y proponen la programación conjunta de la pastoral vocacional.

En el nº 2.857 de Vida Nueva.

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