Francisco Escobar: “Los indígenas no influyen en las decisiones del país”

Francisco Escobar, obispo mexicano y presidente de la Pastoral Indígena en México

Presidente de la Pastoral Indígena en México

Francisco Escobar, obispo mexicano y presidente de la Pastoral Indígena en México

Entrevista con Francisco Escobar [extracto]

FELIPE MONROY. CIUDAD DE MÉXICO | Aproximarse a la realidad indígena ha sido una labor constante de la Iglesia mexicana a lo largo de su historia. Durante siglos, el encuentro entre sus culturas ha propiciado el intercambio de lenguajes, ritos y creencias, con la muy notable consonancia de celebraciones, búsquedas e ideales; pero el mundo indígena y la cultura occidental han vivido también desencuentros animados por intereses contrapuestos e incomprensiones mutuas.

Hoy, algunas de estas expresiones de falta de diálogo se evidencian en lo que Francisco Escobar Galicia, obispo de Teotihuacán y presidente de la Dimensión de Pastoral Indígena de la Conferencia del Episcopado Mexicano, denuncia: una falta de presencia de la voz de estas comunidades indígenas (casi siete millones de mexicanos) en el desarrollo de la nación y en los procesos democráticos del país.

– ¿Cuáles son las condiciones actuales de las poblaciones indígenas en materia de participación y representación política, y garantías de acceso a la justicia y al bienestar social?

– Yo distinguiría la visión al interior de los mismos pueblos indígenas de su relación con el exterior. Hacia el interior, son pueblos muy participativos, pues la Asamblea Comunitaria es uno de los pilares que sostienen su organización, y desde ella se vive una auténtica democracia. Sin embargo, en el contexto nacional, la participación del mundo indígena es muy diferente, pues no tienen ninguna influencia en las decisiones que toma el país para todos y que también les afecta a ellos. Aunque representan aproximadamente el 10% de la población total, los tomamos como si fueran menores de edad, y no hay mecanismos para hacerlos participar como pueblos.

– ¿No lo hacen a través de representantes populares?

– No. No cuentan con una representación política. Pensemos en dos datos basados en la realidad. Por un lado, los pocos congresistas que se reconocen como indígenas no son representantes de ellos, sino de sus partidos, y en la toma de decisiones no asumen la voz de sus pueblos. Y, por otro lado, hay que preguntarse cuánto del presupuesto aprobado para 2013 se destina a las necesidades y al desarrollo de los pueblos indígenas. Esto mismo puede decirse en cuanto a la justicia, pues aunque en la ley se especifica que tienen derecho a acceder plenamente a la jurisdicción del Estado, en la práctica es letra muerta.

“Las comunidades indígenas son el otro México,
todavía invisible no solo para el Estado,
sino también para la mayoría de los mexicanos.
Ellos siguen aportando mucho a nuestro país
y, según nuestra conveniencia,
los hacemos aparecer y desaparecer”.

– ¿Y por eso se organizan bajo otro modelo de justicia?

– Dentro de sus comunidades, la justicia suele ser impartida por los más ancianos y se basa en el principio del bienestar social. Lo mismo sucede con el reparto de los bienes de la comunidad, pues no se basa en el lucro ni en la ganancia, sino en el buen vivir comunitario, teniendo e intentando garantizar lo necesario sin el afán de acumular.

Integración insuficiente

– ¿Las comunidades indígenas aún continúan ‘fuera del mapa’ en materia de políticas públicas o del pacto federal?

– Ha habido un esfuerzo por integrarlas en el desarrollo nacional, pero ha sido todavía insuficiente, a pesar de que siempre hemos reconocido su gran aporte a México. En ellos tenemos el origen de lo que ahora somos, representan nuestro pasado, y, sin embargo, no les hemos correspondido de acuerdo a sus exigencias y necesidades. Los proyectos y planes que se diseñan para ellos fracasan porque se les imponen desde los escritorios y no se les da el protagonismo que deben asumir. Se les quiere incluir en la economía de mercado sin tener en cuenta su propio proyecto comunitario.

– ¿Qué hacer, entonces?

– Los pueblos indígenas deberían ser una prioridad para México. Solo así se podría decir que se les está tomando en cuenta. Hay un rezago en todo el país para muchos mexicanos que han pasado a niveles de pobreza extrema, lo cual hace más difícil poder integrar a los pueblos indígenas a un México que les ofrezca mejores niveles de vida, siempre sin violentar su identidad de pueblo. Las comunidades indígenas son el otro México, todavía invisible no solo para el Estado, sino también para la mayoría de los mexicanos. Ellos siguen aportando mucho a nuestro país y, según nuestra conveniencia, los hacemos aparecer y desaparecer. Eso, en sí mismo, es ya injusto. Aún los podemos considerar como un tercer sector social, después de los pobres están ellos. Se sienten en muchos casos despojados de lo que es suyo; no solo no les hemos dado, sino que les hemos quitado.

En el nº 2.846 de Vida Nueva.

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