“La Nueva Evangelización solo será posible con un laicado maduro”

La Institución Teresiana celebra sus 100 años con un Congreso de Espiritualidad

ROBERTO RUANO ESTÉVEZ. SALAMANCA. FOTO: UPSA | Bajo el título de Hombres y mujeres de Espíritu en el siglo XXI, se ha celebrado en la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA), los días 12 y 13 de mayo, un Congreso Internacional de Espiritualidad Laical; acto organizado conjuntamente por la Facultad de Teología de la UPSA, la Cátedra Pedro Poveda y la Institución Teresiana. El motivo, la celebración del primer centenario de la Institución, fundada por el sacerdote de Linares, Pedro Poveda.

La inauguración del Congreso Internacional (la Institución Teresiana se halla presente en más de 30 países en todo el mundo) tuvo lugar en el Auditorio Juan Pablo II y contó con la participación de Marceliano Arranz, rector de la UPSA; Loreto Ballester, directora general de la Institución Teresiana; Pilar Fernández Labrador, representante del Ayuntamiento de Salamanca; Ángel Galindo, decano de la Facultad de Teología de la UPSA; y Camino Cañón, presidenta del Foro de Laicos.

Todos ellos coincidieron, en el acto inaugral, en sus palabras de agradecimiento y reconocimiento a la gran figura de Pedro Poveda y al papel que los seglares han de jugar hoy en la Iglesia: “Ha llegado el momento en que los laicos sean tratados como adultos, pues ellos también están llamados a participar en la vida de la Iglesia”, señalaba Marceliano Arranz. “El dinamismo de la Nueva Evangelización solo será posible con un laicado maduro, con hombres y mujeres que vivan en medio de la vida, en medio de un fuerte laicismo”, destacaba Camino Cañón.

La primera de las conferencias, a cargo de la profesora de la UPSA Felisa Elizondo, versó sobre La vocación laical en el marco de una eclesiología de comunión. Según Elizondo, existe una fatal tendencia a identificar comunión con uniformidad, pues “la comunión en la vida de la Iglesia no consiste en un único pensar, en un estar todos de acuerdo. En tiempos de pluralismo intraeclesial, la Iglesia debería empeñarse en la conversación, la consulta y la deliberación; fórmulas más sinodales”.

De forma improvisada, pues no figuraba en el programa, el arzobispo emérito de Zaragoza, Elías Yanes (que se encontraba entre los asistentes al Congreso), tuvo una corta pero aplaudida intervención, rescatando, en primer lugar, la importancia que tuvo y sigue teniendo el Concilio Vaticano II –“hay que defenderlo”, fueron literalmente sus palabras– y la ejemplaridad de grandes hombres de espíritu y diálogo con el mundo como fueron Pablo VI, Henri de Lubac, Juan Pablo II o el cardenal vietnamita Nguyen van Thuan. “Hay que estar dispuestos a tender la mano incluso a quien no lo merece”, apuntaba Yanes.

Los primeros cristianos como modelo de espiritualidad laical fue el título de la conferencia de la profesora de la Universidad Pontificia Comillas, Elisa Estévez López. Con la mirada puesta en los cristianos de los dos primeros siglos, arrojó luz sobre cómo ha de ser y cómo ha de estar el cristiano hoy en el mundo.

Miguel Anxo Pena González, Consuelo Vélez, Francisco Andrades, Jesús Conil, Juan Martín Velasco, Dolores Gómez Molleda y Arantxa Aguado cerraron el elenco de conferenciantes.

Reconocimiento a una trayectoria

Además de los actos puramente académicos en las aulas de la UPSA, la tarde del jueves 12 contó con una recepción oficial en el Ayuntamiento de Salamanca, donde el alcalde, Julián Lanzarote, concedió a Loreto Ballester, directora de la Institución Teresiana, la distinción de Huésped Ilustre. Al concluir el acto, el alcalde invitó a los presentes a salir al balcón del Ayuntamiento, siguiendo la antigua tradición de contemplar la bella Plaza Mayor de la ciudad.

La Cátedra Pedro Poveda se creó el 28 de julio del año 2000, mediante un convenio entre la UPSA y la Institución Teresiana. Ambas entidades patrocinan las actividades que todos los años se ofertan a los alumnos universitarios de Salamanca. Pedro Poveda promovió en vida, y de una forma apasionada, el diálogo entre la fe y la cultura, contribuyendo evangélicamente a la transformación de la realidad. Desde hace 100 años, las teresianas del Padre Poveda continúan con fidelidad y pasión esta magnífica encomienda.

En el nº 2.754 de Vida Nueva.

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