“… según el color…”

CIRIACO BENAVENTE MATEOS | Obispo de Albacete

“…Todo vale; lo que hoy es blanco, mañana puede ser negro, si cambian los intereses. Se puede pasar así, quedándose tan fresco, de la defensa de esto a la de lo contrario por puro oportunismo. Probablemente era esto lo que denunciaba D. Ramón de Campoamor en aquel poema titulado Humoradas…

Claro que podemos conocer la verdad: “Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn 8, 31). Eso no quiere decir que militemos en el grupo de los que nunca dudan, de los que lo ven todo en términos de absoluto, o blanco o negro, sin matices. Los fundamentalistas son un peligro público. Pero no son menos peligrosos los relativistas, para quienes todo vale; lo que hoy es blanco, mañana puede ser negro, si cambian los intereses. Se puede pasar así, quedándose tan fresco, de la defensa de esto a la de lo contrario por puro oportunismo. Probablemente era esto lo que denunciaba D. Ramón de Campoamor en aquel poema titulado Humoradas, de tanta actualidad: “En este mundo traidor, / nada es verdad ni mentira, / todo es según el color / del cristal con que se mira”.

Alguien se atrevió en alguna ocasión a afirmar que es la libertad la que nos hace verdaderos. Y es cierto que libertad y verdad van siempre de la mano, se reclaman mutuamente y mutuamente se sostienen. Lo que pasa es que tanto en la verdad como en la libertad, o como en el amor, se nos da, muchas veces, gato por liebre, sucedáneos que no son lo que parecen.

Cuando tenemos todavía cercanas las tentaciones de Jesús en el desierto, a las que asistíamos en el primer domingo de Cuaresma, me viene a la memoria la conversación del Gran Inquisidor de Dostoievski con Jesús. Aquel le recrimina que no hiciera caso al tentador, con lo que hubiera tenido el mundo a sus pies, y no hubiera acabado como acabó. El razonamiento del inquisidor es, más o menos, así: los hombres, aunque clamen por ella, a nada temen tanto como a la libertad; están dispuestos a venderla por un poco de poder, un poco de placer o un poco de éxito.

En el nº 2.748 de Vida Nueva.

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