Tribuna

Europa busca imanes locales

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Este mes de junio se anunciaba a bombo y platillo la puesta en marcha de un programa de formación de imanes en Alemania, para evitar depender de los que vienen del extranjero y que predican sin tener en cuenta la cultura local. Se trata del Islamkolleg Deutschland (IKD), apoyado por el Consejo Central de Musulmanes de Alemania y la Alianza de Comunidades Maliki. El Ministerio del Interior ha decidido apoyar el proyecto con nada menos que 5,5 millones de euros. ¿A qué viene tanto dinero?



La mayoría de países europeos están preocupados por el contenido de las predicaciones de las mezquitas que dependen de imanes formados en los países islámicos, a partir de culturas muy diferentes a las europeas. No siempre consiguen entender que, en un contexto de minoría, una parte de la Ley islámica tradicional es simplemente inaplicable. De hecho, no pocos pensadores musulmanes reclaman un Derecho islámico europeo propio que se adecúe al contexto minoritario y a los principios democráticos locales.

La mayor parte de la Ley islámica se refiere a obligaciones o prohibiciones de la práctica religiosa individual o colectiva que pueden vivirse sin dificultad en Occidente. Sin embargo, algunas normas son de difícil aplicación –como la del sacrificio de los animales en ciertos países europeos o la desigual herencia entre un hombre y una mujer, o la normativa de las finanzas halal– y algunas otras son simplemente de imposible aplicación, como ciertos elementos del derecho penal islámico.

Por otra parte, existe una diferente valoración moral en sus países de origen sobre temas como la mujer o la homosexualidad, y una costumbre de tener al Estado como defensor de la propia religión. Todo esto exige un Derecho islámico local en contexto de minoría y que los predicadores sean capaces de contextuar su discurso.

Control exterior

Además, los países de origen de los inmigrantes musulmanes intentan controlarles o, al menos, influirles a través de las mezquitas dependientes de sus ministerios de Asuntos Religiosos. En España, esta mano controladora la ejerce especialmente Marruecos; en Francia, Argelia y Marruecos; y en Alemania, Turquía.

Son muchos los millones de turcos allí establecidos, y el ministerio turco correspondiente financia muchas mezquitas y controla la formación de muchos imanes. El progresivo distanciamiento de Turquía respecto a la Unión Europea y la política de Erdogan, cada vez más autócrata, exigen una mayor independencia del islam local para evitar tener en los imanes un Caballo de Troya.

Dicho esto, es preciso señalar los límites de la iniciativa:

  • Primero, el alcance es limitado: pretende formar unos 25 imanes cada año, cuando en el país existen unas 2.500 mezquitas.
  • Segundo: no es una iniciativa de consenso. Se han sumado unas 500 mezquitas, pero las grandes asociaciones continuarán con sus propias formaciones, es decir, la Unión Turco-Islámica Ditib, y la también turca Milli Görüs. De hecho, no sirve de gran cosa formar a imanes desde una determinada comprensión de la religión si después esta formación no será reconocida por las mezquitas.
  • Tercero: la formación no es completa. En realidad, no es una formación doctrinal, sino de adaptación pastoral. Es una especie de DECA que desarrolla habilidades comunicativas y de liderazgo de comunidades en un contexto europeo. Las siete áreas que aborda son: predicación, recitación del Corán, cuidado pastoral, educación política, prácticas de adoración, educación comunitaria y trabajo social. La duración es de dos años.
  • Cuarto: no todo lo local es mejor. Los gobiernos de los países de origen tienen una baza de influencia política, pero su formación islámica suele ser relativamente moderada. Son los primeros interesados en que no prolifere el llamado “islam político” que les amenaza. Suelen mantener a raya las corrientes de Hermanos Musulmanes y limitar la influencia del salafismo del Golfo.
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