Eva Fernández: “La Iglesia ha emprendido el camino de la corresponsabilidad y ya no hay marcha atrás para las mujeres en la Iglesia”

  • La enfermera compostelana, invitada por el Papa al Sínodo de la Sinodalidad, llamar a “caminar todas juntas”
  • WWO y UMOFC perciben que el camino sinodal ya da frutos: las mujeres sienten al fin que “ya están siendo escuchadas”
  • Las representantes de América del Norte temen “la resistencia del clero al proceso sinodal y a los cambios en la institución”

A solo unas semanas del Sínodo sobre la Sinodalidad, en el que participarán 85 mujeres, de las que, por primera vez, 54 tendrán derecho de voto, el Observatorio Mundial de la Mujer (WWO) y la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas (UMOFC) han convocado, los días 13 y 14 de septiembre, un ciclo de tres seminarios web preparatorios titulados ‘Preparémonos para la Asamblea en diálogo con las mujeres del Sínodo’.



En el último, celebrado esta mañana, han participado la japonesa Momoko Nishimura, presidenta delegada en la Asamblea Sinodal Ponente; la suiza Helena Jeppesen-Spuhler, testigo del proceso sinodal en la Asamblea Sinodal; la libanesa Souraya Bechealany, corresponsable del Sínodo Maronita de Mujeres; y la española Eva Fernández Mateo, enfermera compostelana e invitada especial del Papa en la Asamblea Sinodal.

Encuestas previas

Antes, Nathalie Bequart, subsecretaria general del Sínodo, y Mónica Santamarina, presidenta de la UMOFC, han dado la bienvenida. La segunda ha explicado que, en el proceso preparatorio del Sínodo, encuestaron a más de 400 mujeres. De ellas, “la gran mayoría manifestaron que casi siempre se les escuchó en ese proceso”, lo que representa “un gran cambio”, pues “el 69% consideró que se las había tenido en cuenta en sus respectivas comunidades eclesiales locales”.

Poco antes, en encuestas en África y en América Latina, cuestionando a miles de mujeres, “la mayoría habían manifestado que se sentían discriminadas”. De ahí que este cambio, en tan poco tiempo, es ya un primer fruto del Sínodo, siendo “una noticia que debe alegrarnos mucho”.

Persisten los obstáculos

Aunque no todo es tan fácil, pues, en esta última encuesta, “el 67% sí encontraron algunos obstáculos”. De ellos, “el 63% provenían del clero”. De ahí que la principal reclamación sea “la de siempre: superar el clericalismo y que las mujeres sean escuchadas”.

Por regiones, los “miedos” de las mujeres son diversos. Así, en Oriente Medio-Asia, el principal es “la falta de apertura a la participación de las mujeres en el Sínodo dentro de una sociedad dominada por hombres”; en África, “el poder compartir sus puntos de vista debido a la falta de confianza en sí mismas derivada de una mentalidad cultural masculina”; en América del Norte, “la resistencia del clero al proceso sinodal y a los cambios en la institución”; en América Latina y el Caribe, “el clericalismo y que no se busque dar visibilidad a las mujeres y hacer que se pronuncien”; en Europa, “la ausencia de formación teológica de los laicos en general y de las mujeres en particular”.

Maestras de sinodalidad

Tras reivindicar Momoko Nishimura que “las mujeres pueden ser maestras de sinodalidad”, Eva Fernández ha recogido el guante y ha descrito cuáles son algunos de los valores que pueden ofrecer: “Escucha, diálogo y capacidad de perdón”.

Para la laica española, “la Iglesia ha emprendido el camino de la corresponsabilidad y ya no hay marcha atrás para las mujeres en la Iglesia. Cada una debe aportar desde lo que es y lo que vive. Tenemos que aportar. Todas. Se nos pide que seamos luz para el conjunto de la Iglesia”.

Las que nos precedieron

En este sentido, ha dirigido la memoria y la memoria agradecida “a muchas mujeres que nos precedieron, como Pilar Belosillo, que fue presidenta de la UMOFC. Caminemos juntas, apoyándonos las unas en las otras. También las que no están aquí. Todas las mujeres son indispensables en la Iglesia”.

Fernández ha concluido apelando a la riqueza de la diversidad de experiencias e identidades: “Caminemos también con los hombres en la alegría del Evangelio. Y no olvidemos a los sacerdotes, que viven su vocación como un servicio. Ahora, el esfuerzo debe ser por transmitir todo lo que viviremos en el Sínodo en las parroquias y comunidades locales, para que todos experimenten lo que nosotras viviremos en el Sínodo”.

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