Rupnik ya no crea mosaicos, pero su taller busca clientes

La directora del Centro Aletti asegura que tienen todas la capacidad para recibir pedidos al margen de las medidas antiabusos del jesuita

El Centro Aletti de Roma rompía públicamente por primera vez su silencio sobre su situación tras destaparse numerosas denuncias de abusos contra el jesuita Marko Ivan Rupnik, iniciador de esta experiencia artística y comunitaria. Lo ha hecho con una ‘Carta a los Amigos del Centro Aletti’ firmada por su actual directora, la teóloga Maria Campatelli y “el equipo del Centro Aletti”. Una breve misiva en la que no se refieren directamente a la polémica suscitada en torno al religioso sancionado o a la cancelación de algunos de sus pedidos desde medio mundo. Ni tampoco a los casos denunciado por personas vinculadas al centro.



Esperando la verdad

La directora ha agradecido “la cercanía que, verdaderamente tantos y de muchas maneras, nos habéis mostrado” en los últimos meses; para después aseverar que “la verdad no es violenta, no es agresiva, por eso esperamos pacientes y confiados a que se revele, sabiendo que hay un momento para cada cosa”.

Una vez dicho esto, la carta entra en la parte artística que, destacan, “la gran ayuda que esta obra ha dado a la comunidad cristiana”. Por ello reiteran un estilo de trabajo basado en la comunión sin que sobresalga ningún nombre. “Éste es el modo en el que emerge la vida en el cuerpo eclesial. El amor con el que cada uno trabaja es el que hace extraordinario el aporte de todos, transformándolo en una obra común, una sinergia libre que se comunica como un don abierto”, señala Campatelli.

Entrando en la parte práctica, recuerdan “que, tras largos años de trabajo codo a codo, el Taller de Arte está ahora siendo llevado adelante por un equipo directivo, capaz de asumir la responsabilidad de emprender una obra, tanto desde el punto de vista teológico-litúrgico y artístico-creativo, como desde el ámbito técnico-administrativo”, por lo que garantizan “cumplir con todos los compromisos adquiridos hasta ahora y asumir otros nuevos”. Sin mencionar al artista estrella, reiteran que “En cada labor emprendida nos han dicho que la obra realizada expresaba el modo en que se trabajaba, que era aún más hermoso que la obra misma. Somos conscientes de que todo esto no es mérito nuestro, sino un don de Dios para ser acogido y cuidado, y por el que estamos inmensamente agradecidos.

¿Investigación del Vicariato?

Antes que en el Centro, la Diócesis de Roma en un comunicado del 24 de diciembre de 2022 se desmarcó también de Rupnik que, si bien atendía la iglesia vecina a este taller, aseguraba que aunque “ha mantenido hasta ahora una relación pastoral a varios niveles con la diócesis de Roma, pero no se encuentra en una posición de dependencia jerárquica del cardenal vicario a nivel disciplinario y posiblemente penal”.

El cardenal Angelo de Donatis, vicario del Papa para la urbe, recordaba que “los oficios canónicos diocesanos –los únicos sometidos directamente a la autoridad del Cardenal Vicario– con los que el Padre Rupnik sigue investido, en particular el de Rector de la Iglesia de San Felipe Neri en el Esquilino y el de Miembro de la Comisión Diocesana para el Arte Sacro y el Patrimonio Cultural”, sobre los que no se hacía una precisión mayor o se aplican medidas preventivas. También anunciaba, además, que comenzaría una reflexión sobre el ‘Centro Aletti’ –asociación pública de fieles de la diócesis desde 2019– del que el jesuita era la referencia principal. Algo que no se menciona en el escrito de Maria Campatelli.

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