El cardenal Ambongo relaja las tensiones del Sínodo: “Nadie vino con una agenda que imponer”

El purpurado con más responsabilidad en el continente africano defiende la incertidumbre que supone esta asamblea: “No sabemos cómo va a terminar, es un momento histórico”

Fridolin Ambongo Besungu

La carta de los ‘dubia’ no parece haber influido en el día a día de la Asamblea Sinodal. Al menos, así lo manifiestan quienes desde dentro están autorizados a hablar con los medios de comunicación. Hoy, en el breafing diario de la Santa Sede,  Fridolin Ambongo Besungu ha dado un paso al frente para dar muestras de la ausencia de toda tensión en el aula Pablo VI uno de los purpurados africanos con mayor responsabilidad en la Iglesia. El religioso capuchino, cardenal congoleño de Kinshasa, presidente de los obispos africanos aglutinados en el llamado Secam y  miembro del Consejo de Cardenales, aseveró que “nadie vino con una agenda que imponer” al Sínodo.



“No hay una agenda, todos somos hermanos y hermanas escuchando la voluntad de Dios para su Iglesia”, explicó, consciente de “cada uno de nosotros vino aquí con nuestras propias esperanzas, no sólo nosotros los africanos”.

La esperanza de África

Lejos de considerar la asamblea como una caja de pandora, tal y como lo definieron algunos purpurados que se oponen a la convocatoria de Francisco, el cardenal congoleño se mostró optimista con el final abierto que propone el Papa. “Los anteriores sínodos sabíamos cómo terminarían. ¡Pero esto no!”. Por ello, puso en valor la necesidad de buscar “la verdad de la voluntad de Dios, la voluntad del Espíritu Santo, para su Iglesia en este momento histórico”. Así, con la mirada puesta en el continente negro que África espera “soluciones a los problemas: conflictos, guerras, pobreza”.

En cualquier caso, manifestó que “vivo este Sínodo con gran alegría, con mucha confianza, porque lo que salga será acogido por todos como voluntad de Dios. Estoy convencido de que el Sínodo dará buenos frutos para la Iglesia”. En su intervención, Ambongo no dudó en abordar la cuestión específica de la homosexualidad. Para ello, sin entrar en detalles, subrayó la necesidad de ahondar este tema desde “el caminar juntos” y con “un discernimiento colectivo que nos indicará el rumbo”.

Junto a él, intervino en el encuentro con la prensa Leticia Salazar, religosa de la Compañía de María que lleva tres décadas acompañando a los migrantes que cruzan la frontera con Estados Unidos. “La sinodalidad no es un concepto, sino una experiencia de ser escuchados, incluidos”, defendió Leticia, que remarcó cómo este tiempo es una llamada a “aprender a ser hermanos y hermanas independientemente de nuestras propias experiencias”.

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