Es muy de agradecer que esta convocatoria sinodal haya querido oír a sus verdaderos protagonistas: las familias
Rogelio Livieres y Józef Wesolowski.
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VIDA NUEVA | Si el paso de Francisco es siempre firme, la apuesta por la “tolerancia cero” contra los abusos sexuales por parte de miembros del clero le hace acelerar el ritmo. Una lucha en la que, como repite el Papa, no hay excepciones. Así se ha comprobado estos días, cuando el que fuera nuncio en la República Dominicana, el arzobispo Józef Wesolowski, ha sido detenido por la gendarmería vaticana y permanece en arresto domiciliario en espera de una sentencia definitiva.
Una acción sin duda extraordinaria, pero que, como reconoce la Santa Sede en un comunicado, requería una respuesta “sin retrasos, con el justo y necesario rigor”. Y es que no hablamos de una situación normal: se le acusa de poseer 100.000 archivos pedófilos y de tratar con mafias pederastas. Ajustado a su grado de gravedad, el obispo de Ciudad del Este, el paraguayo Rogelio Livieres, también ha sido cesado por encubrir abusos. Ni un paso atrás.
En el nº 2.911 de Vida Nueva
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