Editorial

Movimientos de Moncloa a pescozones

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El goteo de miembros del Gobierno a Roma denota cierto interés por mantener un diálogo abierto con la Santa Sede. Como prueba, el viaje exprés del ministro de Exteriores, José Manuel Albares, para presentarse a su homólogo vaticano, el secretario de Estado de Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher. Oficialmente trascendió que, entre otros temas, hablaron de la guerra de Ucrania y de la presidencia española de la UE.



Sin embargo, esta visita tiene lugar cuando se encara la recta final de la legislatura y el Ejecutivo busca cumplir su hoja de ruta: revisar los acuerdos Iglesia-Estado. Aunque se trataría de una reforma quirúrgica, el ala socialista querría tocar algunos pilares vinculados a la libertad religiosa, que exigiría la intervención directa de la Santa Sede por ser tratados de carácter internacional.

Aviso a navegantes

Así, no solo tendría que pilotar el proyecto el ministro responsable de las relaciones con la Iglesia española, Félix Bolaños, sino también Albares. Se pusiera o no sobre la mesa de Gallagher esta cuestión el otro día, la cortesía de la visita podría ser vista como un aviso a navegantes. Al menos, los obispos ya han aprendido, a pescozones, que los movimientos de Moncloa nunca son gratuitos.

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