Editorial

El patrimonio religioso como arma arrojadiza

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EDITORIAL VIDA NUEVA | Dos décadas después, el conflicto por los llamados Bienes de la Franja sigue sin solución, pero con una creciente presión política que, afortunadamente, las diócesis afectadas tienen la firme intención de no dejar que incendie también sus relaciones.

La devolución en el año 1995 a la entonces recién nacida diócesis de Barbastro-Monzón de 113 obras de arte pertenecientes a parroquias aragonesas segregadas de la de Lleida se ha ido dilatando en el tiempo, pese a sentencias –incluso de la Signatura Apostólica– que ratificaban la obligatoriedad de dicha entrega.

Hoy, el asunto se ha enmarañado en lo político de tal manera por la dejación de funciones de unos y el blindaje legal con el que se ha pertrechado a las obras en litigio que la resolución ya no depende de ninguno de los obispos. Se trata de dos pastores recién llegados sus respectivas sedes, con voluntad de diálogo entre ambos, pero que o se encuentran atados de pies y manos por legislaciones oportunistas, o nadie les da una respuesta satisfactoria más allá de las buenas palabras en todas las puertas a las que han llamado. Son ahora otras instancias –Vaticano, Estado y Generalitat– quienes han de mover ficha.

En el nº 2.974 de Vida Nueva. Del 30 de enero al 5 de febrero de 2016

 

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