Editorial

Desterrar la memoria de todos para desenterrar el odio

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EDITORIAL VIDA NUEVA | La aplicación de la Ley de la Memoria Histórica, lejos de buscar cerrar heridas abiertas de quienes sufrieron las consecuencias de la Guerra Civil y de la dictadura, ha devenido en una purga que solo genera odio y despierta un revanchismo al que es ajeno el ciudadano de a pie.

Para muestra, el desaguisado generado por el Ayuntamiento de Madrid después de eliminar la placa en homenaje a ocho carmelitas fusilados en 1936 en el cementerio de Carabanchel. Aunque finalmente la placa ha sido reubicada en su lugar y el Consistorio ha reconocido su error, lamentablemente, no es un hecho aislado, pues este particular “ajuste de cuentas” se está poniendo también en evidencia con la modificación del callejero y de otros monumentos de la capital.

Identificar a estos mártires carmelitas en uno u otro bando de la guerra, cuando solo son víctimas de la contienda y testigos de reconciliación y perdón, da muestras no solo de la ignorancia ante nuestro pasado más reciente, sino que deja al descubierto la falta de voluntad de la llamada “nueva política” para abordar el presente desde el encuentro, creando nuevos bandos enfrentados solo por pensar o creer de forma diferente.

En el nº 2.975 de Vida Nueva. Del 6 al 12 de febrero de 2016

 

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