Editorial

Campaña contra el Hambre y crisis económica

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EDITORIAL VIDA NUEVA | El próximo domingo 12 de febrero, Manos Unidas celebra su Jornada de concienciación y ayuda a quienes pasan hambre. En la campaña de este año, se recuerda la especial incidencia que enfermedades como el sida, el paludismo y la tuberculosis tienen entre los colectivos más pobres de la Tierra. “Todos tenemos derecho a la salud. También los más pobres”.

Una jornada que ha venido precedida de un ingente trabajo por parte de un gran número de voluntarios repartidos por toda la geografía nacional, que apoyan y colaboran con la campaña más significativa de cuantas se hacen en la iglesia española, y que este año se lleva a cabo bajo el lema La salud, derecho de todos: ¡Actúa!.

Lema que hace referencia al Objetivo 6 del Milenio: combatir el VIH/sida, el paludismo (malaria) y otras enfermedades, y que “quiere ser un llamamiento en pro del desarrollo integral de cada persona y del desarrollo solidario de la humanidad, desde un enfoque integral de la promoción de la salud y de las condiciones básicas de vida de las personas”, según los organizadores.

Una ocasión para la solidaridad con los proyectos puestos en marcha por esta asociación cristiana, abierta a los hombres y mujeres de buena voluntad.

Esta campaña se realiza en momentos duros en nuestro país, inmerso en la crisis económica, con graves problemas de desempleo y de escasa estabilidad laboral, con un elevado número de familias sin recursos, que dependen de las ayudas de instituciones públicas y privadas.

La cooperación al desarrollo
no es un lujo para tiempos de bonanza,
sino una responsabilidad ética,
una política pública que debe ser
plenamente garantizada.

Así pues, la campaña de Manos Unidas de este año está marcada por esta dificultad interna, que ha hecho que se produzca un recorte de 1.016 millones de euros en el presupuesto del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional (MAEC), lo que significa una reducción de casi el 40% con respecto al presupuesto de 2011. El recorte va acompañado de otras medidas preocupantes que pueden poner en grave riesgo las capacidades del sistema de cooperación.

Es injusto que sean precisamente las personas más vulnerables quienes más tengan que pagar esta crisis. Los fondos destinados a cooperación son los que mayores recortes han sufrido (solo superados por los realizados en infraestructuras). La cooperación al desarrollo no es un lujo para tiempos de bonanza, sino una responsabilidad ética, una política pública que debe ser plenamente garantizada.

En momentos especialmente difíciles como estos en los que vivimos, es muy importante el ejercicio del discernimiento creyente para saber valorar lo importante y lo superfluo y poder colaborar desde la justicia, más que desde la compasión, para paliar y erradicar el hambre en el mundo.

No puede ni debe nunca la crisis económica ser excusa para no arrimar el hombro. Los ajustes económicos se ceban de forma especial siempre con los más pobres, que se ven afectados por ellos. Son las víctimas colaterales del enriquecimiento indebido y de la acumulación económica de los países ricos.

Con esta Jornada de Manos Unidas, los cristianos tenemos ocasión de colaborar, pero también de ejercer la denuncia profética. Hay que valorar la gran labor del voluntariado, escaso de recursos económicos, pero generoso con su tiempo y sus fuerzas.

En el nº 2.788 de Vida Nueva. Del 11 al 17 de febrero de 2012.

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