Rafael Salomón
Comunicador católico

“Ya no seré católico”


Compartir

—Ya no seré católico—. Fue la frase que expresó con cierto rencor, se escuchaba también decepcionado y que lo dijera de esa manera me conmovió. Entre muchas otras cosas mezclaba anécdotas que tenían que ver con la falta de empatía con los sacerdotes, me dijo que nunca accedían a las peticiones de sus necesidades, que no se sintió valorado dentro del grupo y que decidía dejar de pertenecer a la religión que sus padres le habían heredado.



Fui descubriendo que en todo lo que expresaba faltaba conocimiento de su Iglesia, perseverancia y compromiso. La humildad no era algo que le caracterizara, de manera que en sus palabras había soberbia y eso me hizo pensar en un ángel caído.

Ese ser creado con amor y que por voluntad decidió compararse y ser como Dios sin Dios, hay muchas personas dentro de nuestra Iglesia que tienen este tipo de pensamientos, en su mente y corazón habita un resentimiento, el cual saldrá a flote tarde o temprano. No son desertores, más bien creo que al no aceptar las verdades tan fuertes y contundentes de nuestra Iglesia católica, incomodan a muchas conciencias que buscan modificar y adaptar.

Los cambios sin duda sucederán ya que somos una Iglesia viva y eso es inevitable, pero serán al tiempo del Espíritu que lleva su propio ritmo, el cual, muchas veces no sincroniza con la velocidad a la que estamos acostumbrados, nuestra vida es tan vertiginosa que vivimos a esa velocidad y queremos ver cambios sustanciales. En la fe es diferente, todo pasa con pausa y sin prisa.

mujer, cruz

Mujer hincada ante la cruz. Foto: Unsplash

Abandonar la religión

Abandonar la religión no es un acto que se deba tomar con ligereza, creo que antes de decidirse a realizar esa acción, es importante reconocer el motivo del enojo, buscar las dos opiniones y tratar de encontrar el punto medio para resolver. La realidad es que muchas personas toman decisiones de manera impulsiva, por emoción y sin evaluar las consecuencias.

Disculpen que lo exprese de esta manera, pero las Iglesias evangélicas están llenas de católicos resentidos, que según su criterio, no han sido comprendidos ni tratados con justicia. Se van de la Iglesia católica con una cantidad de información errónea y sobre todo, con las pocas ganas de conocer realmente lo que hay en la basta tradición católica.

Todos somos libres de permanecer en donde mejor nos parezca; sin embargo, una gran cantidad de hermanos regresan a la Iglesia católica después de permanecer un tiempo fuera de ella. Elevemos nuestras oraciones por nuestros hermanos que se han separado por diferentes motivos y les recordamos con un corazón sincero que siempre estarán las puertas abiertas para todos ellos, sin reclamos ni rencores.

Somos una Iglesia de puertas abiertas, aceptamos nuestros errores con humildad y entendemos que somos imperfectos. La Iglesia fundada en Cristo Jesús, la que es madre y maestra, donde aspiramos a la santidad cada día y donde buscamos como institución avanzar con un Espíritu de unidad.

“Entonces Jesús dijo a los doce discípulos: «¿Acaso también ustedes quieren irse?». Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna»”.   Juan 6, 67-68.