José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Una sorpresa tras otra


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SÁBADO

Cada vez que asoma la fiesta de Cristo Rey tengo la sensación de que no nos hemos enterado de nada. O de casi nada. Tan evocador como errado es dejarse llevar por la estampa de la entronización con oropeles. No se queda atrás soltar un ‘viva’ que suena a proclama distorsionadora si ese grito no es por los apestados que conforman su corte.



DOMINGO

Doce en punto. La mirada al ventanal del palacio apostólico se dirige a las pantallas de la Plaza de San Pedro. El Papa se asoma por la tele desde la capilla de Santa Marta. Con la vía de los medicamentos en la mano. Francisco no falta a la cita. Por los fieles. Y los que no lo son tanto, que ven en cualquier estornudo una rendija para desatar una crisis curial.

LUNES

CaixaForum Madrid. Premios ‘Carisma’ de la CONFER. Una sorpresa tras otra. La capacidad de Irene para conducir y reconducir la gala y a su partenaire con un aplomo, soltura, ternura y delicadeza de aplauso. El don de tocar el arpa y cantar a la vez como si nada para introducir al auditorio en una serenidad no buscada, pero sí encontrada. Y la lágrima que se escapa sin que dé tiempo a retenerla cuando en las imágenes que recuerdan cómo Esther y Santi son una familia entregada a la misión compartida, se cuela Estela. Y todo, en la fiesta de Calasanz. Cosas de Dios.

MARTES

Jarro de agua fría para el Papa por cancelar su viaje a Dubái. Incredulidad para los obispos españoles que compartieron jornada con él. “Ni una tos en dos horas”, presentó Omella como prueba de que la inflamación pulmonar no conllevaba gravedad. Pero los médicos mandan y no toca arriesgar en un avión donde las temperaturas juegan malas pasadas. Da más tranquilidad saber que los pastores también elogian lo “lucidísimo” que está el Papa. Equilibrio mental y espiritual que es certificado de la salud impecable del pontificado.

MIÉRCOLES

“A mí no me gusta de criticar, pero una cosa te voy a decir…”. En mi barrio, cuando alguien empieza así, malo. También sucede entre los obispos. Uno le dice al otro que ha leído algo sospechoso en una revista digital. Solo para contaminarle, para ejercer de ‘asustaviejas’. Por suerte, el otro obispo ya se lo había leído antes y no tenía nada que objetar. No contribuyan al calentamiento global, que no está la capa de ozono eclesial como para añadir más laca.