Rafael Salomón
Comunicador católico

Una adicción muy peligrosa


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A pesar de las indicaciones en las cajetillas de cigarros, con toda la información que hay en la red, se ha incrementado el consumo de cigarros y vapeadores. En el área donde trabajo, observo un incremento en el consumo de personas que “vapean” en todo momento, el olor dulzón que produce la no combustión hace muy atractivo a quienes tienen una dependencia a la nicotina, sólo que, pocos sabemos lo que realmente están ingresando a sus pulmones y boca.



Los líquidos que se emplean en los vapeadores, tienen colores muy llamativos, es importante aclarar que no contienen agua, sino que son una combinación de componentes químicos tóxicos, se aprecia menos el sabor del tabaco por los saborizantes que se utilizan para que el sabor sea a durazno, mango, u otros sabores exóticos.

Ya no está permitida la publicidad de cigarrillos, se han buscado estrategias para disminuir el consumo, acciones como esconder las cajetillas y no mostrarlas al público. Nada de eso ha evitado que quienes fumen detengan su consumo, creo que esas acciones han causado el efecto contrario. Es significativo el consumo de cigarrillos tradicionales y electrónicos, aunque los espacios cada vez son reducidos, seguimos viendo a una gran cantidad de personas fumando.

Es una adicción muy peligrosa, la dependencia a los químicos que contienen los cigarrillos son muy adictivos, quienes acostumbran fumar, se duermen y despiertan con la sensación necesaria de darle una “calada”, es una adicción muy difícil de controlar.

mujer sacando humo

Mil 100 millones de consumidores de tabaco en el mundo

“Todo me está permitido, pero no todo es para mi bien. Todo me está permitido, pero no dejaré que nada me domine” (1 Corintios 6, 12).

Entiendo muy bien del tema, porque mi padre fumó de manera incontrolable más de la mitad de su vida y la consecuencia de esta acción, fue cáncer de garganta. Recuerdo de niño ese olor matutino del tabaco en casa, cómo la ropa de mi padre se impregnaba y hasta el anochecer su último cigarro. Gran parte de mi vida fui fumador pasivo, sin saberlo.

Depender de una sustancia para vivir, debe ser muy difícil e insoportable, donde la fuerza de voluntad tiene un papel determinante, escapar de esa adicción es casi imposible. De acuerdo a datos de la Gaceta de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), en el mundo hay alrededor de mil 100 millones de consumidores de tabaco; en México, cerca de 15 millones de adultos fuman, junto con seis por ciento de los adolescentes.

Cada año ocho millones de personas mueren por esta causa; es decir, el tabaco mata a una persona cada cuatro segundos. Se trata de un problema de salud pública, hay evidencia científica de que los sistemas electrónicos de administración de nicotina afectan los aparatos respiratorio, cardiovascular y reproductor, además de la cavidad oral; producen daños durante el embarazo, como mayor riesgo de malformaciones congénitas, también hay una gran cantidad de tumores asociados.

Fumar se ha normalizado, se cree que el daño por hacerlo no es tan grave. En el momento en que tomemos con más seriedad los peligros que implica el consumo de tabaco por combustión o sin ella, tal vez entenderemos lo peligroso que es el acto de fumar. Un mundo sin humo, un mundo sin cáncer.