Un gran paso adelante


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¿Hacia dónde van estos cambios? ¿Cómo será ese mundo que rápidamente se acerca? Esas son las primeras preguntas que se nos ocurren. En realidad son preguntas viejas, mejor dicho, anticuadas. Son las preguntas hijas de la ansiedad de los que siguen viendo el mundo con el paradigma anterior. Probablemente lo más sorprendente de estas nuevas tecnologías es que están eliminando este tipo de interrogantes por un motivo tan simple como sorprendente: en la nueva lógica que ellas imponen no tiene sentido la pregunta porque ya no hay futuro, al menos, con el significado que esa palabra tenía hasta hace poco.

La noción del tiempo, y con ella la ansiedad por lo que va a ocurrir, se está transformando. La misma dinámica de los acontecimientos va haciendo desaparecer el tiempo com
o secuencia antes-después y, por lo tanto, la idea de causa y efecto. Ahora los hechos que inciden en el futuro ocurren simultáneamente; todo es causa y efecto de todo. Poco a poco va desapareciendo aquella idea simple de progreso según la cual el pasado es causa del presente, y éste a su vez del futuro, de una manera lineal y secuencial. Ahora infinidad de sucesos ocurren simultáneamente, y se generan y modifican unos a otros sin que sea posible establecer un encadenamiento lógico.

Sorprendentemente, estos tiempos en los que la tecnología parece haber invadido hasta el último rincón de nuestras vidas, son también tiempos en los que la filosofía, las religiones, las propuestas de autoayuda, las espiritualidades, saturan los estantes de las librerías, los espacios de la red de redes, el cine y hasta las series para la televisión. En el momento en el que entramos, en la etapa más sofisticada del pensamiento humano y, después de años en los que la ciencia parecía tener la respuesta para todos los interrogantes, recuperan protagonismo las problemáticas socio-religiosas.

Vida Nueva quiere estar en la primera línea de estas transformaciones y por eso avanza en el mundo de las publicaciones digitales ofreciendo nuevas posibilidades para acceder a sus contenidos. No se trata de estar a la moda sino de estar en el lugar en el que se están gestando los nuevos lenguajes, en el que se están planteando los mayores desafíos. Avanzamos con entusiasmo pero en un terreno desconocido para nosotros y para nuestros lectores. Lo hacemos a fuerza de ensayos, errores y aciertos. Pero estamos convencidos de que es necesario recorrer este camino.

 

Palabras nuevas

Casi sin darnos cuenta nos fuimos acostumbrando a un lenguaje nuevo; aparecieron en nuestro vocabulario palabras desconocidas y cuyo significado fuimos aprendiendo con alguna dificultad. También nos hemos acostumbrado a una cantidad de términos que no comprendemos, pero que utilizamos porque nos sirven para realizar algunas acciones en las computadoras, los teléfonos y otros dispositivos. Además, hay que decirlo, escuchamos palabras, o en ocasiones tropezamos con algunos signos y siglas cuyos significados ignoramos por completo y no estamos dispuestos a hacer el esfuerzo de asimilar.

Hace un tiempo aprendimos que podemos “bajar” archivos de Internet, y que también podemos “subirlos” a ese mismo indeterminado lugar. “Bajar” y “subir” son verbos que nos ubican a nosotros “debajo”, no sabemos de qué, pero “eso” que tiene nuestra información, está “arriba”. No pasó mucho tiempo para que ese misterioso sitio recibiera un nombre supuestamente menos enigmático: “la nube”.
Los contenidos están en “la nube” y nosotros estamos “en las nubes”. Bajamos y subimos nuestros datos, pensamientos, hasta nuestro dinero, e incluso alguna declaración de amor, sin saber con claridad dónde está todo eso, ni quien lo lee o utiliza. Lo que antes era una conversación que comenzaba y terminaba con un abrazo o un beso, y que transcurría entre miradas, silencios y gestos, ahora es un breve mensaje poblado de abreviaturas y signos hasta hace muy poco desconocidos.

¿Estamos ante un desconcertante retroceso? ¿Hemos deshumanizado las comunicaciones? Si fuera así, ¿por qué lo hacemos? ¿Por qué millones y millones de personas han adoptado en muy poco tiempo esta nueva forma de comunicarse?

El Papa emérito Benedicto XVI, que no era un formado en “la nube” de Internet y mucho menos se trata de una persona que viva “en las nubes”, afirmaba que “aunque nos asombra la velocidad con que han evolucionado las nuevas tecnologías (…) no debería de sorprendernos su popularidad entre los usuarios, pues ésta responde al deseo fundamental de las personas de entrar en relación unas con otras. Este anhelo de comunicación y amistad tiene su raíz en nuestra propia naturaleza humana y no puede comprenderse adecuadamente solo como una respuesta a las innovaciones tecnológicas” (Mensaje del 24 de mayo de 2009). Él también advertía que la causa de todo este revuelo no está en la fascinación que provocan los dispositivos sino en el “anhelo de comunicación y amistad” cuyo origen reside en nuestra propia naturaleza.

Del mismo modo, en Vida Nueva creemos que todas las tecnologías que están cambiando el planeta solamente son un cauce a esa necesidad de comunicación que habita en cada ser humano. En realidad, si miramos atentamente, los cambios no los están provocando los aparatos sino lo que las personas hacen con ellos. Y esas transformaciones no están ocurriendo en las nubes sino en nuestro mundo, nuestro país, nuestra casa, nuestro corazón.

Hay que estar en la primera línea para comunicar por una razón muy sencilla: no hay “segunda línea”. O avanzamos o nos quedamos afuera.

Queremos invitar a nuestros lectores, que se irán convirtiendo en interlocutores y co-protagonistas de estos cambios, a avanzar por estos nuevos desafíos a los que nos empuja una nueva dinámica en las comunicaciones sociales y eclesiales.

Podrán disfrutar de los contenidos que disfrutan ahora y de nuevas opciones como videos, audios y galerías de imágenes.

 

Nuevas formas de acceso
Las nuevas maneras de acceder a la edición del Cono Sur de Vida Nueva son:

  • Primera opción: Si usted está suscripto a Vida Nueva y utiliza un Ipad, en cualquiera de sus versiones, solo tiene que entrar en Vida Nueva Cono Sur desde la tienda en la que se bajan las aplicaciones y bajar la APP Vida Nueva Cono Sur. La aplicación es gratuita y le dará la posibilidad de entrar con sus datos y contraseña, que recibirá usted por correo electrónico.
  • Segunda opción: Si usted está suscripto a Vida Nueva y utiliza un dispositivo con Android, en cualquiera de sus versiones, solo tiene que entrar en Vida Nueva Cono Sur desde la tienda en la que se bajan las aplicaciones y bajar la APP Vida Nueva Cono Sur. También en este caso la APP es gratuita y le dará la posibilidad de entrar con sus datos y contraseña, que recibirá usted por correo electrónico.
  • Tercera opción: Si usted no está suscripto a Vida Nueva, puede realizar los mismos pasos que en los casos anteriores y se le ofrecerá la posibilidad de suscribirse directamente. En el caso de los dispositivos con Android, aún no es posible suscribirse sino que deberá comprar la revista cada vez que aparece un nuevo número. Es proceso es muy simple.

En todos los casos, las suscripciones y las ventas de números sueltos se ofrecen a menor precio que lo que hasta ahora se ofrecía en el tradicional formato de papel. Además, con su usuario y contraseña podrá acceder a todos los contenidos de nuestro sitio web en www.revistavidanueva.com.ar.

  • Cuarta opción: Si usted aún no cuenta con su tableta, podrá suscribirse a Vida Nueva y leerla a en su sitio web. Tendrá que hacerlo a través del formulario de contacto disponible en www.revistavidanueva.com.ar. Si más adelante obtiene su tableta, con su usuario y su clave de la web podrá leer Vida Nueva en su nuevo dispositivo.

Pero este lanzamiento digital no quiere decir que dejamos de lado la dimensión humana y personal del encuentro. Por eso, los lectores podrán seguir consultando y resolviendo dudas en nuestra redacción, con Estela Arze, por correo electrónico a vidanueva@ppc-editorial.com.ar, por teléfono al (+54 11) 4000-0400, interno 216, o personalmente en Callao 410, 2º piso, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.