Rixio Portillo
Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey

Sí, la ideología sí existe


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A pesar de que en el siglo XX se declaraba el fin de las ideologías, con la caída del muro de Berlín y la disolución del bloque soviético, el transcurrir de los años ha demostrado lo contrario.



Las mismas ideologías políticas del siglo XIX y el siglo XX presentan una configuración diferente en el siglo XXI, ahora se habla de neoliberalismo, o neocapitalismo, y para los que no aceptan la derrota de la izquierda en Cuba, Venezuela y Nicaragua, un capitalismo de Estado, o los que están en la acera de enfrente un neo comunismo. El caso es que todas esas denominaciones siguen siendo ideológicas.

Pero las ideologías no solo son políticas, van más allá y están presente en todos los ámbitos de la experiencia humana.

La herencia dejada por las ideologías

Francesco Viola, en un comentario publicado hace varios años, en la Revista italiana Ragion pratica, ofreció algunas ideas que pueden ayudar a una mejor comprensión del desarrollo del pensamiento ideológico en la contemporaneidad.

El autor inicia presentando una definición conceptual de las ideologías, según como eran concebidas en sus orígenes. Éstas son un conjunto de creencias políticas o religiosas, las cuales, implican una orientación en el modo de conducir un determinado curso de acciones, pero que, no se les veía siempre como recomendables, sino más bien peligrosa para los demás.

Sin embargo, para el autor, el quiebre de los sistemas políticos dieron paso a nuevas construcciones del pensamiento, por ello, afirma que las ideologías en el sentido tradicional, es decir, las del siglo XIX, han terminado, efectivamente han muerto, pero una de las herencias dejadas es una mayor predisposición personal y social a desarrollar actitudes ideológicas difusas e incontroladas.

No solo es política, también es social

Las ideologías pueden ser políticas, económicas, religiosas, sociales, de todo tipo. Cualquier pensamiento relativo, que sea absolutizado e impuesto a los demás, es reflejo de una tendencia ideológica, mucho más cuando no responde a criterios mínimos veritativos y objetivos.

Viola dice que la actitud ideológica es no aceptar discusión sobre las propias opiniones y no aceptar soportar que dichas opiniones, sean contradecidas en la opinión pública. Es decir, todos deben pensar y opinar igual. ¡Ay del que se oponga!

La posverdad es un ejemplo de cómo una tendencia ideológica forma parte del discurso narrativo de grupos sociales enteros, movidos por la emoción y el frenesí, y no por el razonamiento objetivo de datos concretos y certeros. Curioso que ya ni la ciencia ni la razón sean suficientes.

Cuando se imponen el pensamiento totalitario

El papa Francisco ha denunciado varias veces el tema, cuando habla de la colonización ideológica, cuando se impone un argumento unilateral y homogeneizado, como respuesta a la diversidad, propia de la vida social. La denominada dictadura del relativismo, según Ratzinger.

El mayor riesgo es que cualquier pensamiento humano puede devenir en ideológico,y más cuando se pretende imponer como único a los demás, como única medida de valoración. En el fondo, todos somos potencialmente ideólogos, siempre y cuando se descuide el razonamiento crítico.

De allí que valdría la pena sentarse a pensar, ¿qué tanto de absoluto e ideológico hay en el propio pensamiento?


Por Rixio Gerardo Portillo Ríos. Profesor e investigador de la Universidad de Monterrey.