Fernando Vidal, sociólogo, bloguero A su imagen
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

La ‘Última cena’ de Albina Yaloza


Compartir

Probablemente la ‘Última Cena’ de Albina Yaloza (Járkov, Ucrania, 1978) es una de las más originales composiciones que recordamos sobre este pasaje evangélico. Forma parte de la colección Beyond, junto con otros cuadros que recorren la vida de Cristo. Y se inscribe en un plan de obra más amplio de salvación de signos y relatos perdidos.

En el cuadro están presentes las principales características de la estética icónica de Yaloza: sinécdoques, exvotos, fragmentos de obras antiguas recuperados del olvido, composiciones liminales que muestran varios planos (como el cuerpo de Cristo) envueltos en cierta luminiscencia como si fuera una radiografía, vaciamiento paisajístico, ruptura de las perspectivas, primacía de la lógica gráfica sobre la composición pictórica, como en los iconos (Vidal, 2014a).

ultima cena cuadro de Albina Yaloza

En la ‘Última Cena’ de Yaloza encontramos una mesa cubierta con un mantel beige claro sobre la que se extienden los brazos de los apóstoles. Mientras que los apóstoles son representados por sus brazos, de Cristo contemplamos las piernas y cintura en crucifixión. Cena y Cruz se fusionan en un único signo, son dos movimientos o momentos del mismo acontecimiento.

La mesa de la Última Cena ocupa la franja inferior del cuadro y también tiene función de suelo, tierra, paisaje. La mesa de la Última Cena se convierte en tierra y horizonte para el ser humano. Sobre esa mesa-horizonte se alza un firmamento gris en el que el cielo nocturno de las cenas se fusiona con el propio cuerpo de Cristo, un Cristo cósmico.

Sobre el cielo oscurecido del mundo de la Última Cena cuelga medio cuerpo del crucificado; es el propio universo el que se descuelga. Sus brazos extendidos –que no vemos en el cuadro– comprenden el resto del completo universo que rodea la Humanidad y la Tierra. Es un gris plomizo, metalizado. ¿Tal vez la obra original que Yaloza representa en el cuadro era una escultura en metal que transmite su materia a la nueva obra?

Los doce brazos representan a tantos otros apóstoles. Son fragmentos de obras antiguas que recobran presencia y significado en esta recreación. El universalismo cósmico del gris de Cristo contrasta con el colorido de los brazos que como panes están sobre el mantel. Los colores están tratado de modo que no hay divergencia, sino armonía entre todos los elementos del cuadro. No hay signos del apóstol al que pertenecen pero cada uno es único. No extienden sus manos a Cristo como en el cuadro Ascensión de Yaloza, sino que los apóstoles están dispuestos a ambos lados de Cristo como en el canon de Leonardo da Vinci (1497). Eso produce un efecto muy intrigante.

El vaciamiento de todos los elementos de la escena y la lógica metonímica de las sinécdoques provoca que la dinámica se centre exclusivamente en el diálogo entre los brazos y de estos con el cuerpo inferior de Cristo. A la vez hay otro diálogo abstracto, no figurativo, de fondo entre la mesa-horizonte y el cosmos grisáceo. Los brazos dialogan entre ellos, muestran el debate e inquietud que los brazos del canon de Leonardo.

A su vez, los brazos aparecen como exvotos, ofrendas puestas en la mesa. Al Cristo que aparece sin brazos en el cuadro se le ofrecen sobre la mesa doce brazos de los que valerse para operar en el mundo.

Referencias

Todas las imágenes proceden de Ya Gallery (Yaloza, 2017).