José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

El altar no debería prescribir


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VIERNES

Grupo de reflexión de comunicadores en CONFER. Dani Pajuelo como invitado. Cuando habla de los nuevos foros digitales de presencia y ausencia eclesial, me siento como una señora anclada en la laca y la permanente ochenteras. Con el daño que la laca debe de provocar al cambio climático. Pero más herida deja navegar por las redes y toparse con los ataques de un supuesto fuego amigo. Esos que ajustician a otro por vía catódica buscan acribillar al marianista a golpe de wifi. “Si la fama es mi recompensa, se la doy a quien la quiera”, deja caer Dani.



SÁBADO

A veces nos empeñamos en que las cosas tienen que ser. Y no deben ser. Después de dos cambios de fecha y localización, ‘Ella baila sola’ anula su concierto en Madrid por sus 25 años de una carrera que fue fulgurante, pero que duró poco porque el dueto no acababa de afinar fuera del escenario. Se argumenta amenaza de lluvia, cuando el día amanece medio despejado. Quizá no se han vendido todas las entradas esperadas. Tal vez, las fórmulas de éxito de hace un par de décadas no tengan tirón hoy. No nos empeñemos.

DOMINGO

Jornada Mundial del Migrante y Refugiado. Sin criminalizar, del otro lado estigmatizados. Al tacharlos de receptores de ayuda. De espectadores. Cuando son algo más que un futuro relevo. Como catequistas. Como párrocos. En un liderazgo que cuesta ceder. Que cuesta compartir. La sinodalidad tiene rostro de extranjero.

LUNES

Abusos. Los delitos prescriben en lo civil. No en lo canónico. Tolerancia cero. Sin letras pequeñas que dejen abierta la vía de la impunidad, aunque sea por una rendija. Si se abusó, se abusó. Acójase y acompáñese con misericordia a quien lo cometió. Pero no se juegue con la letra pequeña del leguleyo para sentenciar a medias sin condenar del todo. El dolor no prescribe para las víctimas. El altar no debería prescribir.

MIÉRCOLES

Getafe presenta su memoria anual de Cáritas. “La pobreza no tiene rostro, pero los pobres, sí”, sentencia Avendaño. Tras los alimentos y ropa de emergencia en la primera oleada pandémica, ahora el auxilio pasa por pagar el alquiler y el recibo de la luz. Las colas del hambre no desaparecen, se perpetúan en otros lastres.

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