¿Solo los pobres?

NARCÍS ESCATLLAR TORRENT. GIRONA | Después de tanto oír lo de “opción preferencial por los pobres” y “opción radical por los pobres”, quisiera que alguien me explicara por qué yo, para un sector de la Iglesia, soy más valioso si soy pobre que si no lo soy. Da la impresión de que los que no somos pobres solo servimos –faltaría más– para dar dinero. Y me permito recordar que la pobreza, cuando no es voluntaria, no tiene mérito alguno.

Pretextan los partidarios de tales opciones que los apóstoles eran pobres. Olvidan que Mateo, publicano, era rico; que los pescadores contaban con sus propios medios de producción y que incluso empleaban asalariados; y que los restantes, si bien de condición humilde, no se encontraban entre los pobres, según los criterios de la época. En ningún caso Jesús se refería a ellos cuando exhortaba a algunos a repartir su dinero entre los pobres.

Aducir, como hacen, que Jesucristo predicaba solo a los pobres porque la mayoría de la población era de condición económica modesta es una falacia; y afirmar que únicamente se trataba con los pobres, una falsedad. Consta en los Evangelios la conversión del rico Zaqueo; que los publicanos le seguían; sobre su amigo Lázaro se desprende que, como mínimo, era de posición acomodada, al igual que José de Arimatea; y que Jesús entraba en las casas de los fariseos.

Puedo entender que la Iglesia centre su actividad asistencial entre los pobres. Pero, en lo concerniente a la religión, cualquier discriminación, por motivos económicos o de otra índole, va contra el mensaje final de Cristo: id y enseñad a todas las gentes.

En el nº 2.830 de Vida Nueva.

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