La fuerza que transforma el mundo

JESÚS D. MEZ. GIRONA | En los últimos días, con tanto hablar de la prima de riesgo o de los rescates financieros, se viene dando la impresión de que toda la crisis que padecemos gira en torno a los grandes números de la economía.

No obstante, según mi entender, la crisis extiende sus raíces, desde hace ya mucho tiempo, a la práctica totalidad de los comportamientos humanos que tienen que ver con los valores morales, desde la educación cívica a la honradez o la integridad en el desempeño del trabajo.

Episodios como los denunciados en el seno del Consejo General del Poder Judicial, las veladas corrupciones que solo afloran cuando interviene la Justicia, el desarrollo vertiginoso de la prostitución o el tráfico de drogas y de influencias, los millones de abortos, son la punta de un iceberg que se sumerge en la desestabilización promovida por una cultura relativista a la que, sin duda, es la principal de las instituciones humanas y cimiento de la sociedad: la familia.

En el nº 2.807 de Vida Nueva.

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