Dolores Aleixandre: “Navidad cristiana, ¿un lince ibérico?”

(Vida Nueva) La Navidad, que no es un invento de los centros comerciales a pesar de que hoy en día la fiebre consumista sea lo más evidente cuando salimos a la calle en estas fechas, parece haber quedado vacía del sentido cristiano. La revista Vida Nueva recoge en su último número dos reflexiones en torno a este tema. La religiosa del Sagrado Corazón de Jesús Dolores Aleixandre, con el título Navidad cristiana, ¿un lince ibérico?, nos propone una lista de ideas para recuperar la fiesta. El otro enfoque es el del obispo de Menorca, Joan Piris, que invita a los cristianos hacer visible, en Navidad y todo el año, la alegría porque Dios se ha hecho hombre.

Entre las sugerencias que nos hace Aleixandre –quien confiesa que está “harta” de vivir “una Navidad hueca, agobiante y encima carísima”- está, por ejemplo, la de hacernos “gestores” de nuestra propia Navidad, por nuestra cuenta, pero también como comunidad cristiana. Asimismo, propone aprovechar algunas cosas del ambiente navideño, como la alegría por la ruptura del tiempo ordinario al celebrar fiestas; los buenos deseos; “celebrar que en el corazón de tanta gente haya una nostalgia de armonía, de inocencia y de un Dios cercano, aunque no consigan llegar a creérselo”, añade.

Buscar tiempo para leer y rezar pausadamente los textos evangélicos de estos días, es otra de las ideas que nos propone la religiosa, como también nos sugiere participar en una celebración comunitaria de la Penitencia, “humanizarnos” cada día un poco más –ya que Dios se hace humano en estas fechas- y que le demos “un repaso a nuestro modo de manejar las carencias y fragilidades propias y ajenas” –ya que Dios se ha acercado a nosotros por las puertas de la pobreza y exclusión-. A la hora de hacer regalos, Dolores Aleixandre nos invita a tener pequeños detalles con nuestros seres queridos en los que importe más la carga de “afecto creativo” que su precio en euros.

La aportación de Joan Piris también es una invitación al optimismo en estas fechas en las que resulta difícil reconocer signos del nacimiento de Jesús. Considera que las vivencias que compartimos en estas fechas son una oportunidad “para descubrir y gozar del ‘admirable intercambio’ que la Navidad proclama: cantamos alegres la presencia de Jesús en medio de nuestras comunidades”. En su opinión, la Navidad (pero también el resto del año), debe ser una oportunidad para reivindicar la figura de Cristo, para afirmar “la absoluta novedad de Jesús con respecto a cualquier otra realidad, persona o religión, y su total singularidad con relación a cualquier otro profeta o referente religioso”.

Recuerda unas palabras de Benedicto XVI para poner de relieve que el nacimiento de Jesús es una llamada a renovar nuestra existencia: “su modo de ser Dios pone en crisis nuestro modo de ser hombres, interpela nuestra libertad y nos pide que revisemos nuestra relación con la vida y nuestro modo de concebirla”. El prelado, por tanto, pide la “debida atención y reflexión al ‘niño’ de Belén en quien el misterio de Dios se nos ha acercado y se nos ha hecho presente de una manera única, insuperable”.

Más información en el nº 2.594 de Vida Nueva (Enfoques, páginas 34 y35).

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