Los obispos europeos piden a la UE que vele por la libertad religiosa

Cien millones de cristianos son perseguidos en el mundo, según un informe de la COMECE

(Texto: José Carlos Rodríguez Soto) Cien millones de cristianos son perseguidos por su fe en el mundo. Ésta es la contundente cifra revelada por un informe sobre la libertad religiosa en el mundo publicado por la Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE). Este comité está formado por delegados de las Conferencias Episcopales de los países miembros de la Unión Europea que tiene una sede permanente en Bruselas y que se ocupa de seguir los asuntos políticos y legislativos del organismo supranacional, además de promocionar la Doctrina Social de la Iglesia.

Los cristianos no son los únicos en sufrir violaciones en su derecho a profesar su fe pero afirma que “por lo menos el 75% del total de la persecución religiosa en el mundo se dirige contra los cristianos” y recuerda a la Unión Europea su compromiso expresado en muchas ocasiones de “promover y proteger la libertad de creencias” y de “darle prioridad como parte de las políticas de derechos humanos de la Unión”.

Recopilación de casos

Detrás de este documento hay un enorme trabajo de recopilación de casos bien documentados de atentados contra la libertad religiosa en el mundo. Muchos de ellos han sido proporcionados por la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).

En primer lugar, se señalan tres contextos en los que la violación de este derecho suele tener lugar: hay países sin democracia que violan todos los derechos humanos (libertad religiosa incluida); otros que están dominados por gobiernos con una agenda anti-religiosa o bien con una religión dominante que no tolera la práctica de otras; y también hay naciones cuyas leyes garantizan el derecho a practicar la propia fe, pero donde en la práctica esto no se respeta.

Manifestación a favor de la libertad religiosa en Calcuta

La persecución religiosa tiene un sinfín de modalidades, desde las más abiertas hasta otras más sibilinas. La COMECE las ha clasificado muy cuidadosamente, empezando por los casos más extremos: Corea del Norte, Uzbekistán, Arabia y Afganistán, entre otros. Por otro lado, la proclamación directa de una fe distinta a la musulmana está castigada con multas, prisión y expulsión del país en lugares como Argelia, Comores y Marruecos.

En países como Moldavia, Cuba y Bielorrusia, las confesiones religiosas necesitan estar inscritas en un registro oficial y contar con la aprobación previa de las autoridades antes de poder realizar sus actividades pastorales.

En otros casos puede ocurrir que la legislación garantice el derecho a la libertad religiosa, pero las políticas educativas del mismo país creen un clima de odio contra el cristianismo. Este es el caso de Turquía.

Llamada a la acción

Tras mencionar un amplio catálogo de formas de atentar contra el derecho a la propia fe, se mencionan algunos casos más flagrantes de violaciones a esta libertad: en Arabia Saudita está prohibido construir iglesias; en Myanmar y Egipto teóricamente se puede, pero se ponen obstáculos para hacer reparaciones. En China, Laos, Mauritania y Maldivas se confiscan y destruyen libros religiosos; en Kuwait, la educación islámica es obligatoria y la cristiana está prohibida.

¿Se puede hacer algo para terminar con estos abusos? Los obispos europeos creen que sí, y así lo expresan en las once recomendaciones que exponen al final de su documento. Entre ellas, a la Unión Europea se le pide que incluya en sus informes anuales sobre derechos humanos un examen sobre la situación de la libertad religiosa, que apoye a las ONG que luchan contra esta discriminación, y que las delegaciones del Parlamento Europeo que visitan países donde se persigue a las minorías religiosas utilicen su diplomacia para convencer a las autoridades que cambien de actitud.

Más información en el nº 2.725 de Vida Nueva. Si es usted suscriptor, vea el reportaje completo aquí.

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