Francisco Ramírez comienza una “aventura intelectual” como decano de Teología de Comillas

El jesuita ha tomado posesión hoy escoltado por Enrique Sanz y Julio Martínez

Francisco Ramírez, decano de Teología de Comillas

El jesuita Francisco Ramírez ha tomado hoy posesión como decano de la Facultad de Teología y Derecho Canónico de la Universidad Pontificia Comillas. “Recibo este encargo no solo con gratitud y humildad, sino con orgullo por la misión que se me confía, que es cuidar y ayudar en lo posible a que se mantenga y acreciente esta aventura intelectual y este servicio a la Iglesia y al mundo que nuestras facultades representan”, dijo durante su discurso.



El profesor de Sagrada Escritura y de Espiritualidad Bíblica y hasta ahora vicedecano, sustituye a Enrique Sanz, quien fue nombrado la semana pasada nuevo rector en lugar de Julio Martínez, que finaliza su servicio al frente de la universidad jesuita.

Durante su alocución, Ramírez insistió en la necesidad de una “teología de todos y para todos”. Entre los retos, se centró en la investigación: “No responderíamos a nuestra vocación universitaria si no ofreciéramos a la Iglesia una investigación de calidad, una palabra constante y seria, en diálogo con la historia, con la tradición, con el mundo moderno”.

Agradecimiento de Julio Martínez

El nuevo rector, que escoltaba al decano junto a Martínez, aprovechó su intervención para recordar que este tiempo de pandemia “he podido comprobar que en nuestra universidad y en nuestras facultades de Teología y Derecho Canónico se ha hecho verdad algo tan propio de la educación jesuítica: la persona es el centro de nuestra actividad, el centro de nuestra educación y nuestros planes de estudio”.

En su discurso, Martínez, tras agradecer al decano saliente y entrante el impulso de las facultades, destacó la importancia del diálogo fe y cultura, de su compromiso con la justicia y, en línea con la Cuatro Preferencias Apostólicas Universales y el Proyecto Apostólico de la Provincia de España, de “crear y reforzar redes y alianzas con las organizaciones sociales y educativas ignacianas, y con las de toda la Iglesia, con un fuerte sentimiento de pertenencia eclesial, desde el cual tender puentes todo aquel que promueva la fraternidad y la dignidad humana”.

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