La confianza tiene un precio

(José María Arnaiz– Ex Secretario General de la Unión de Superiores Generales)

“La confianza se puede destruir y reducir, y se puede merecer y reforzar. Pide un precio. Precisar las condiciones que hacen posible la confianza hoy en la Iglesia es tarea importante”

Un buen señor observaba atentamente a un niño que estaba solo en la sala de espera del aeropuerto aguardando su vuelo. Cuando el embarque comenzó, el niño pasó muy tranquilamente, y su asiento era justo al lado del señor. Se saludaron mutuamente y el niño sacó un libro y comenzó a dibujar. En ningún momento mostró ansiedad o preocupación en el despegue. Durante el vuelo, aunque el avión se movía bastante, siguió muy tranquilo. Después de una hora de vuelo, el avión entró en un pozo de aire que lo hizo moverse todavía mucho más. La turbulencia y las sacudidas bruscas asustaron a un buen número de pasajeros. Pero el niño parecía encararlo con la mayor naturalidad. Una de las pasajeras que se sentaba detrás, preocupada, le preguntó:

– ¿No tienes miedo?

– No señora, no tengo miedo, estoy totalmente confiado, respondió él, levantando los ojos de su libro: ¡Mi papá es el piloto!

Esa confianza de hijo es como un fluido que puede ir por nuestras venas. Es un capital social de una familia, un país, una organización, de la Iglesia. Esta historia de Ria Pawers me ha hecho pensar en el día de la fiesta de san Pedro en el Papa. ¿Andamos confiados en estos momentos de la historia de la vida de la Iglesia, en la que no faltan las turbulencias, porque el piloto que tenemos nos merece toda confianza? No sale espontáneo: “¡Nuestro piloto es Benedicto XVI!”.

F. Fukuyama ha afirmado que “aquellas sociedades que presenten un alto grado de confianza serán capaces de crear organizaciones de éxito”, muy fecundas. La intuición es muy buena. Y bueno es levantar el tema de la confianza en la Iglesia. La confianza se puede destruir y reducir, y se puede merecer y reforzar. Pide un precio. Precisar las condiciones que hacen posible la confianza hoy en la Iglesia es tarea importante.

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