En ocasiones, la sensatez se acaba imponiendo por su propio peso. Es lo que sucedió en España cuando la pretendida reforma de la Ley de Extranjería alcanzaba extremos como el hecho de considerar delito, penado con multa económica, el acoger a un inmigrante sin papeles. La fuerte presión de colectivos como ‘Salvemos la Hospitalidad’, conformado en parte por varios grupos católicos, consiguió que el Gobierno diera marcha atrás y aclarara que sólo buscaba combatir a las mafias. Por desgracia, en la Italia de Berlusconi acaba de aprobarse una ley de inmigración en la que sí es delito carecer de papeles… y ayudar a quien no los tiene. Y allí no se habla de multa económica, sino de cárcel. Todo por salvaguardar la “seguridad ciudadana”.
En el nº 2.668 de Vida Nueva.
