Tachan de “oportunidad perdida” la última cumbre de la FAO

Organizaciones católicas exigen atajar eL problema del hambre y garantizar el derecho a la alimentación

(Victoria Lara) Las conclusiones de la reciente Conferencia sobre la Seguridad Alimentaria Mundial convocada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) -celebrada entre el 3 y el 5 de junio en Roma con el lema Los desafíos del Cambio Climático y la Bioenergía-, parecen no haber satisfecho a casi nadie. De “decepcionante” era calificada la declaración final de la cumbre por el ministro italiano Franco Frattini, en la que se acordó eliminar el hambre del mundo y no utilizar los alimentos como un instrumento político y económico. Sin embargo, en opinión de muchos, no se zanjan los temas más controvertidos, como son los biocarburantes -a los que se responsabiliza, en parte, de la escalada de los precios de los alimentos- o las políticas y subvenciones agrícolas.

Tras la clausura de la Cumbre, varias organizaciones católicas, como Manos Unidas y Cáritas, entre otras, han lamentado la falta de compromisos que vayan dirigidos a solucionar de manera “estructural” el problema del hambre, mientras que alguna califica de “parches” las ayudas económicas de emergencia anunciadas por la FAO y la comunidad internacional para los próximos años (unos 6,5 millones de dólares, que son más de cuatro millones de euros; 500 millones de euros han sido comprometidos por el Gobierno español).

Biocombustibles

La ONGD Prosalus -que, junto con Cáritas, Ingeniería Sin Fronteras y Veterinarios Sin Fronteras, promueve la campaña “Derecho a la alimentación. Urgente”- ha denunciado que 854 millones de personas tendrán que seguir esperando soluciones, pues considera que los fondos ofrecidos a las naciones en vías de desarrollo no son más que “parches”. La organización reclama a España, como al resto de países europeos, “una revisión de sus políticas comerciales en materia agraria y que los fondos económicos se destinen a políticas de seguridad alimentaria”, compromiso que, en opinión de Prosalus, deberá estar presente en las próximas conversaciones de la Organización Mundial del Comercio.

Junto a esto, exigen que se “facilite el acceso y control de los recursos productivos a los pequeños productores” y sugieren la “moratoria sobre la expansión de los agrocombustibles en tanto no se hayan analizado a fondo sus efectos negativos sociales, ambientales y para los derechos humanos”. Precisamente, el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, señaló durante la Cumbre que es necesaria una “mayor investigación” en materia de biocombustibles, pues los expertos no han determinado aún cuáles son sus efectos y peligros reales. Cáritas denuncia, además, que el auge de los agrocombustibles está reduciendo la superficie de tierras dedicadas a plantar alimentos, por lo que pide que se suspendan las políticas de subvención y fomento de la producción de este tipo de cultivos.

Pero no todas las valoraciones de la Cumbre van a ser tan pesimistas. Manos Unidas, que ha calificado el encuentro como una “oportunidad perdida”, aplaude el hecho de que “por lo menos existe la intención y el compromiso de contribuir -por medio de la inversión en agricultura e investigación- a garantizar que los países más afectados por la crisis mundial de alimentos, sean capaces de producir lo suficiente para consumo propio en las próximas temporadas de siembra”.

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció durante la Conferencia que, además de los 500 millones de euros que se destinarán para programas de seguridad alimentaria, España acogerá una reunión internacional para garantizar la alimentación en todo el mundo. Consistirá en un encuentro de alto nivel, que se celebrará probablemente en otoño, con el objetivo de confirmar la puesta en práctica del plan global de acción de la ONU y de elaborar una carta de derechos de seguridad alimentaria.

El papa Benedicto XVI, cuyo mensaje fue leído en la apertura de la Conferencia por el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone, recordó que “el derecho primario a la alimentación está intrínsecamente vinculado a la tutela y a la defensa de la vida humana”. (Ver más infomación aquí).

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