La Iglesia guatemalteca clama por la indiferencia hacia los migrantes

J. L. CELADA | Con ocasión del Día Nacional de las personas Migrantes y Refugiadas, celebrado el primer domingo de septiembre, la Comisión de Pastoral de Movilidad Humana de la Conferencia Episcopal de Guatemala hizo público un mensaje en el que llama a sus compatriotas a no permanecer “indiferentes ante el sufrimiento, la injusticia y la exclusión que sufren diariamente nuestros hermanos y hermanas migrantes”.

Migrantes: deportaciones e indiferencia, una llaga que debe ser sanada ha sido el tema elegido en esta ocasión para reflexionar, “con una mirada pastoral y solidaria”, sobre un drama humano que afecta a millones de personas en todo el mundo.

El mensaje de la Iglesia guatemalteca denuncia las políticas migratorias de los países desarrollados, caracterizadas por “los intereses particulares y la unilateralidad”, al tiempo que advierte de que la nueva estrategia de control y cierre de la frontera entre los Estados Unidos y México o la contención en este último país no han reducido el flujo migratorio de sus compatriotas. Muy al contrario, sostiene que “el reforzamiento de las fronteras y el endurecimiento de los controles ha reencauzado el flujo” y ha vuelto “más riesgoso y mortal el cruce”.

Desde la Comisión de Pastoral de Movilidad Humana lamentan con preocupación “la indiferencia política” y “un insuficiente y erróneo abordaje del problema” por parte de gobiernos y otras instituciones responsables.

En este sentido, entienden que limitar las intervenciones sobre el mismo a la contención o la represión no contribuye a buscar soluciones adecuadas, sino que “conculca la dignidad, la seguridad e integridad personal y los derechos humanos”. De ahí que pidan a los fieles, y a toda la ciudadanía en general, “reaccionar con actitudes positivas de sensibilidad y solidaridad”.

En el nº 2.862 de Vida Nueva.

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