‘Dignitas infinita’ contra el feminicidio: el día que María rompió su silencio

Mujer víctima de violencia de género

María (nombre ficticio) ya ha superado los cuarenta años. Vive en un pueblo de la archidiócesis de Toledo junto a su hija, que va camino de los 12. Tres años antes de que la pequeña naciera, comenzó a ser maltratada psicológica y físicamente por el padre de la niña. Sin embargo, hasta 2020 no le puso la primera denuncia. “Pero volví con él”. En 2022 volvió a denunciarlo. “Y otra vez regresé a su lado”.



María no es practicante, pero cree en Dios y el año pasado sintió que le mandaba una señal. “Era como un ‘despierta y sal de ahí’”, comparte con Vida Nueva. Y es que este hombre intentó entrar a la fuerza en la casa lanzando una piedra con la que reventó la puerta. “No nos pasó nada porque la Guardia Civil apareció muy rápido”, explica. Pero no es el único episodio grabado en su mente de por vida. La menor ha tenido que ver “cómo su padre atropellaba a su madre y la dejaba tirada sin llamar ni a una ambulancia…”, recuerda con la voz entrecortada.

En 2023, el ayuntamiento de su localidad le ofreció una ayuda más allá de la gubernamental: Cáritas, pues sentía que el centro de la mujer la dejaba desamparada. Concretamente, el proyecto Rompe tu silencio, con el que en 2018 el arzobispo Francisco Cerro involucró a distintas delegaciones diocesanas para ofrecer un acompañamiento integral a las mujeres víctimas de violencia de género. Nació así una de las pocas iniciativas que existen en las diócesis españolas en este sentido, y que, desgraciadamente, son cada vez más demandadas. De hecho, el Vaticano ha señalado en ‘Dignitas infinita’ las violencias contra las mujeres como una de las 13 ‘plagas’ de nuestro tiempo.

Al frente del proyecto está ahora Virginia Sanz. “Ella es mi ángel de la guarda. Además de brindarme su apoyo, nada más llamarla llegó a mi casa con dos carros de comida cuando no sabía ni qué darle de comer a mi hija. Y me facilitó una psicóloga que me llama semanalmente, porque en el centro de la mujer tenía que esperar cinco meses”, afirma.

Rompe tu silencio

Rompe tu silencio fue una tabla de salvación, pues “la dependencia económica y emocional hacía esta persona me hacía imposible no volver con él”. “Si no hubiese sido por Cáritas ahora mismo no estarías hablando conmigo”, afirma al otro lado del teléfono mientras relata, por primera vez, sus 15 años de cruz. “Él me anuló como persona, me hizo creer que no valía para nada, yo no sabía ni quién era. Cuando le dejé descubrí que yo era mucho más. Él no tenía luz y yo tenía mucha y quería mi luz. Y, al final, me apagó. Me separó de mis hermanas y mi madre, me aisló por completo”.

Ella solo tiene un objetivo al compartir con esta revista su testimonio: “Que más mujeres conozcan la labor de Cáritas, porque no saben que existe este recurso. Yo misma siempre había pensado que Cáritas te ayudaba solo con comida. Y, si soy sincera, no creo que una mujer salga adelante con el centro de la mujer, pero sí lo puede hacer con el apoyo de Cáritas”.

Violencia vicaria

Durante este año, el padre de la niña no ha intentado hablar con su hija.Ella no quiere tener contacto con su padre y yo lo respeto, igual que haría, aunque me doliera, si quisiera pasar tiempo con él. Ahora pasa de ella porque ya no le sirve para ejercer violencia contra mí, pues yo volvía una y otra vez con él porque le insistía a su hija para que me dijera que lo echaba de menos y que estaríamos mejor todos juntos”, explica sobre la violencia vicaria también sufrida. A la violencia psicológica, física y vicaria se une ahora la judicial, pues María lleva desde 2020 esperando el juicio.

María se encuentra ahora en otro punto de su proceso de sanación, pese a que sigue sufriendo estrés postraumático. Por suerte, este año ha conseguido trabajo y ya no necesita apoyo económico, pero sí el “apoyo emocional, porque Cáritas me ha hecho mucho más que llenarme la nevera: no me han soltado la mano”.

Ahora ha conseguido la paz que ansiaba. Y cree que los magos de Oriente tienen algo que ver: “Estos últimos reyes hice un juego con mi hija: hacer una carta con cosas no materiales. Pedí un trabajo, y ya lo tengo, y que mi hija y yo tuviéramos una estabilidad, y estamos en el camino”.

Foto: Jesús G. Feria

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