Luis Pernas: “La única ‘terapia de conversión’ cristianamente posible es la conversión a Jesús”

Un joven salesiano se une al profesor Javier de la Torre en el libro ‘Homosexualidad, experiencia religiosa y acompañamiento espiritual. Caminos y retos’

Poco antes de la polémica por las bendiciones a personas homosexuales, veía la luz el libro ‘Homosexualidad, experiencia religiosa y acompañamiento espiritual. Caminos y retos’ (Editorial CCS, 2023) publicado por el profesor y moralista Javier de la Torre (Universidad Pontificia Comillas de Madrid) y el salesiano y psicólogo Luis M. Pernas. Una mirada serena sobre un tema “delicado”, como se señala en la introducción de este libro, y que sigue siendo incómodo en muchos ambientes eclesiales. La obra se presentó este jueves, 15 de febrero, en la casa provincial de los salesianos en Madrid y unos de los autores, el joven Luis Pernas, coordinador general de pastoral de la casa salesiana de A Coruña, ofrece a ‘Vida Nueva’ las claves de su propuesta para trazar nuevos caminos de acogida.



En el misterio humano

PREGUNTA- El libro sale a la calle entre el “todos, todos, todos” del papa Francisco en Lisboa y el debate en torno a las bendiciones. Más allá de eso, ¿por es el de la homosexualidad un tema “delicado”?

RESPUESTA- Desde que el ser humano existe ha tenido miedo a lo desconocido, al distinto, al extranjero… La Biblia está llena de ejemplos, y en ellos el Señor siempre llama a acoger. Por otro lado, la sexualidad es una dimensión constitutiva de la humanidad, no es un complemento o algo añadido, sino que está arraigada en lo más profundo del misterio del ser humano, así que todo debate sobre ella nos interpela profundamente. A esto hay que añadir que el de la sexualidad en general, y el de la homosexualidad en particular, es un tema que ha vivido durante mucho tiempo desterrado del mundo de lo social y lo visible. Hoy en día nos encontramos entre dos trenes que parecen chocar continuamente: el que quiere que la sexualidad vuelva a su destierro y el de la hipersexualización cultural que estamos viviendo.

P.- ¿Cómo surge esta curiosa asociación entre Javier de la Torre y Luis Pernas? ¿Qué aporta cada uno al libro?

R.- Tuve la suerte de ser alumno de Javier en la Universidad Pontificia Comillas, en concreto de Moral de la Persona. A priori parecía que iba a ser la asignatura que menos me iba a gustar ese curso, pero el planteamiento de Javier, partiendo siempre del sufrimiento de las personas, me hizo ver la moral de otra forma. Años atrás había tenido lo que denomino un fracaso pastoral, al no saber responder a un joven que me preguntaba sobre qué decía la Iglesia y qué pensaba yo de la homosexualidad “para un trabajo”. Yo no supe bien qué decir y cité un par de documentos y un par de textos bíblicos, sin mucho criterio. Sobre mi opinión le dije que no era relevante para un trabajo, pero la verdad es que no tenía una opinión bien formulada. Poco después supe que era un joven que estaba descubriendo su homosexualidad, y no supe ayudarle. Aproveché la oportunidad de estudiar el tema en profundidad en la materia de Javier, de modo que ante una situación semejante ese mismo año supe qué responder. Después de un encuentro en el que había varios jóvenes que vivían con sufrimiento la que ellos creían que era la postura oficial de la Iglesia sobre la homosexualidad, pensé que hacía falta un libro que ayudase a jóvenes y educadores a formar su propio criterio, y no depender de las “oídas”, como los samaritanos de Juan 4,42. Entonces hablé con Koldo Gutiérrez, de la CCS y por entonces mi director de comunidad, para ver qué le parecería proponerle a Javier que hiciese un libro accesible para los jóvenes en esta clave. Koldo dijo “adelante” y me mandó de mensajero. La sorpresa fue la respuesta de Javier, después de pensárselo un tiempo: vale, pero lo escribimos juntos. Para mí ha sido un regalo. Javier aporta la veteranía y el dominio del tema, es el experto en la materia. Yo aporto mi experiencia pastoral al lado de los jóvenes. Soy el que dice: esto tenemos que volverlo a escribir, porque no lo van a entender.

Desde la herida

P.- ¿Qué pueden aportar las reflexiones de esta obra a los jóvenes en búsqueda?

R.- Creo que pueden aportarles puntos de apoyo para elaborar sus propios criterios. Una base accesible pero sólida. Como pude añadir en el libro ‘Una pastoral juvenil que educa para amar’, de Sinagoga y García Morcuende, en el que tuve la oportunidad de colaborar: “Y es precisamente en este ámbito de la diversidad sexual donde como educadores hemos de prepararnos para decir una palabra sensata y bien fundada, en medio de un mar de desinformación ideológica”. Pero, sobre todo, nos ha llegado ya algún eco de jóvenes, educadores y padres a los que les está aportando paz. Para nosotros esto es lo más valioso. Desde el principio dijimos: basta con que ayude a un joven a quererse tal y como es, habrá valido la pena.

P.- En los primeros capítulos se trata de ofrecer una hoja de ruta para clarificar conceptos y situaciones desde la ciencia, la Biblia y el magisterio. ¿Es posible tener una mirada serena sobre el fenómeno de la homosexualidad?

R.- Ese ha sido nuestro principal esfuerzo. Otro profesor mío, esta vez en Granada, el jesuita Carlos Domínguez afirma que no hay una posición inocente y objetiva sobre la homosexualidad. En el trabajo previo a escribir, el de leer, me he podido encontrar con obras de todo tipo, muchas con un contenido pasional muy fuerte: algunas desde el miedo, otras desde la herida… El trabajo que hemos intentado hacer es el de la ‘epoché’, el de suspender el juicio. No hemos querido entrar en polémicas, sino acercarnos a las fuentes con nuestra clave hermenéutica principal, que es la que me enseñó Javier en sus clases: partir del sufrimiento de las personas.

Niveles de acompañamiento

P.- Desde el título se pone el foco en el acompañamiento y en la experiencia religiosa. ¿Cuáles serían las claves principales que se ofrecen en el libro para que las personas sientan el “abrazo de la Iglesia”?

R.- La principal clave es: Dios os quiere. Me provoca un profundo sufrimiento oír a algunos y algunas jóvenes homosexuales decir: Dios me odia. ¡Dios no odia a nadie! La segunda clave es: la Iglesia os quiere, porque como ha dicho el Papa: todos, todos, todos… Es difícil decir más con menos, ¿verdad? Pero esta clave hay que demostrarla. Decía Don Bosco que no basta con querer a los jóvenes, tienen que sentirse queridos. Aquí es donde proponemos el acompañamiento en tres niveles: ambiental, en grupos específicos y personal. Ojalá puedan nacer más grupos y comunidades, como Betania en Bilbao, CRISMHOM en Madrid o PADIS en Sevilla, para que puedan llevar ese “abrazo de la Iglesia” a tantos que todavía no lo sienten.

P.- ¿A qué ‘terapia de conversión’ deben ser sometidos los cristianos para afrontar lo desconocido y vivir la auténtica acogida evangélico?

R.- La única “terapia de conversión” cristianamente posible es la conversión a Jesús. Ojalá podamos aprovechar esta Cuaresma para convertirnos cada vez más a él, ayunar de juicios hacia el diferente, ser generosos en la limosna de acoger a los demás y no dejar de orar a ese Dios que continuamente nos llama por nuestro nombre, queriéndonos como somos y soñándonos cada vez mejores. No deja de ser irónico que el texto que más se ha usado para condenar la homosexualidad, el de Sodoma, sea un texto que denuncia la falta de acogida al diferente.

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