“Hay mucho sufrimiento y miedo en nuestra pequeña comunidad cristiana y en las sociedades israelí y palestina, ya que la violencia y el odio solo producen destrucción”. Este es el relato del patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, en su respuesta a la carta de solidaridad enviada por el obispo Mariano Crociata, presidente de Comece, en nombre de los prelados de la Unión Europea tras la intensificación de la violencia en Tierra Santa de las últimas semanas.
Implicación de las autoridades
Pizzaballa agradece a los obispos europeos su “cercanía espiritual y esfuerzos en la sensibilización de la comunidad internacional”. Crociata mostraba al patriarca su preocupación por “la devastadora ola de violencia que ha estallado en Tierra Santa”, tras la matanza de civiles israelíes del pasado 7 de octubre. “Estamos profundamente entristecidos por el relato diario de los horrores de esta guerra, y dirigimos nuestras oraciones a las víctimas, así como a sus familias y comunidades”, escribió el presidente.
Crociata reiteró su “incansable compromiso en el llamamiento por la paz y la justicia en Tierra Santa, un lugar santo para tantas personas en todo el mundo”. “En unión con el Santo Padre, el papa Francisco, seguimos pidiendo a la comunidad internacional, incluida la Unión Europea, que haga todo lo posible para ayudar a desescalar la situación, de acuerdo con el derecho internacional humanitario y los derechos fundamentales de todos los pueblos de la región. Estamos dispuestos a apoyar los esfuerzos de las Iglesias locales por la justicia y la paz en Tierra Santa a través de nuestra misión de diálogo con las instituciones de la Unión Europea”, recalcó.
