“Lo asumo con mucha humildad”. Así ha recibido el cardenal Álvaro Ramazzini, obispo de Huehuetenango (Guatemala), su nombramiento como nuevo presidente de la red eclesial de migración, trata, refugio y desplazamiento “Clamor”.
Designación que se realizó “de manera unánime”, en septiembre, durante la VI asamblea de este organismo, pero que por estatutos (Art. 32) de esta instancia debe ser ratificada por la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).
Así en la resolución Nº 81, suscrita por Jaime Spengler, presidente del Celam, quedó apostillada la elección de Ramazzini, quien es consciente de que está “en tiempo extra” otorgado por el Papa, toda vez que alcanzó la edad canónica de jubilación: 75 años, cumplidos el 16 de julio de 2022.
“Estoy en la fase de salida de mi ministerio de episcopal. Canónicamente presenté mi renuncia al Papa y él me dijo que siguiera unos años más. Siempre en la diócesis hay gente que se alegra como hay otras que no (risas), pero es la voluntad de Dios que se manifiesta a través del sucesor de Pedro, pues entonces estos años que me quedan pido al señor que me dé sabiduría”, han mencionado.
Una alta responsabilidad
El cardenal guatemalteco releva al mexicano Gustavo Rodríguez, arzobispo de Yucatán, que pasa a la presidencia de Cáritas Latinoamérica. Ha pedido a los integrantes de Clamor “me acompañen en esta nueva misión encomendada”.
Ramazzini es un obispo que actúa a conciencia y frente a lo que considera injusto no se queda callado. En medio de la situación de Nicaragua ha plantado cara a Rosario Murillo y a Daniel Ortega en solidaridad de sus hermanos prelados.
Asimismo en la actual coyuntura de Guatemala, junto a sus hermanos del episcopado, ha exhortado a los poderes públicos a respetar las institucionalidad y la constitución frente a lo que considera una ruptura del hilo democrático.
Admite que, con todo y sus responsabilidades en su diócesis, asumirá este encargo de Clamor “con alto nivel de responsabilidad”, por eso confía en el apoyo espiritual de las organizaciones de esta red, porque “todo esto lo hacemos por nuestro señor Jesucristo”.
Descendiente de inmigrantes
El purpurado recordó su paso por la diócesis de san Marcos, donde tuvo grandes retos y la experiencia de vivir en carne propia eso de ser migrante.
“Yo he mencionado ser bisnieto de migrantes, mis bisabuelos vinieron de Italia”, mientras que su madre y hermanos emigraron hacia EEUU, por tanto, “la experiencia de ser migrante para mí ha sido muy cercana y la llevo en mi corazón”.
Agradece a Dios todo este camino recorrido y a los integrantes de Clamor por “la confianza depositada” para que “sigamos haciendo lo que el señor Jesús espera de nosotros. Pondré al servicio lo que yo pueda hacer, no me considero un superman, quiero ser sencillamente un servidor”.
Está claro, con los dones que “el Señor me ha dado, quiero ponerlos al servicio de esta iniciativa y, a la vez, sea un compromiso para ustedes de apoyarme sobre todo en la oración durante estos años”.
