Belén Brezmes: “Te dicen: ‘Mujer, tú no puedes representar a Jesús’, y eso teológicamente es una salvajada”

El Centro Vedruna de Valladolid organiza una mesa redonda durante unas Jornadas de Formación dedicadas a “La mujer en la Iglesia y en la sociedad”

El Centro Vedruna de Valladolid ha organizado una mesa redonda durante unas Jornadas de Formación dedicadas a “La mujer en la Iglesia y en la sociedad”. En ella la jesuitina y teóloga Belén Brezmes ha defendido que “Las mujeres en la Iglesia tenemos que empezar a pensar. Tenemos que atrevernos a pensar”. “Se ha vivido en una dimensión de tanta desigualdad que a nosotras mismas se nos ha metido en el ADN, y al final nos la hemos creído”, reclamó invitando a deconstruir, para liberarse de toda esa ideología patriarcal que forma una gruesa capa que dificulta la transmisión del mensaje de Jesús de Narazet.



Para la jesuitina, vocal de la Asociación de Mujeres Españolas, este movimiento emancipador de las mujeres católicas “es imparable”. Lo cual no significa que no haya poderosas resistencias desde “ese clericalismo tan fuerte que tenemos, desde ese patriarcado que tiende siempre a autojustificarse”. Reacciones a veces agresivas, tras las que, ante todo, ella percibe mucho miedo y nerviosismo. “Si hay ese miedo, es porque están defendiendo cosas que no son del Espíritu”, advirtió.

Brezmes confió en la unión de mujeres “para hacer frente a los efectos debilitantes del sexismo, un sexismo y un pecado de sexismo que están muy presente en nuestra Iglesia”. Destacó que “el papa Francisco nos quiere insertar, pero no esto no es un tema de inserción. Si nos insertan, se quedan tranquilos. Pero no, tenemos que buscar algo totalmente diferente; tenemos que replantearnos los carismas, el servicio, todo aquello que salió en aquel documento del Sínodo de la Amazonia”, pidió. Y es que lamentó que “la mujer se queda para unas cosas y los hombres para otras, porque la mujer representa más a María y los hombres representan más a Jesús. ¡Otra vez el fisicalismo este, que es una lacra que tenemos que eliminar”.

Reclamó que “esa imagen que identifica a Dios y a Jesús con los masculino no es verdad. Tanto el varón como la mujer somos imagen de Jesús, y esto es muy importante”. “Cuando a ti te dicen: ‘Tú no puedes representar a Cristo’. ¿Cómo que no? Teológicamente, eso es una salvajada”, clamó. “Entonces, como soy mujer, ¿significa esto que no he sido salvada por Jesús?”, lamentó. Y por ello se preguntó “¿Cómo podemos continuar, honestamente, compartiendo el Evangelio con la próxima generación o con personas que forman parte te la sociedad en general, si las estructuras institucionales y las actitudes oficiales de la Iglesia aparecen impregnadas de sexismo, y por tanto dañinas para el bienestar tanto de mujeres como de varones? Esto es algo muy gordo: ¿Qué Dios transmitimos en la evangelización para que no pierda su capacidad de interpretar y de dar luz de manera convincente a todo el abanico de experiencias actuales”. Tenemos que recuperar a este Jeus inclusivo, a este Jesus de comunidad de iguales. Quizá estamos en un momento en que el Concilio Vaticano II deba ser desarrollado, y hay muchas resistencias, pero esto es imparable”, sentenció.

Compromiso concreto

Juanto a Breznes participaron en las jornadas como ponentes la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, la teóloga Cristina Inogés, la religiosa Vedruna Carmen Quintero y la secretaria de la comunidad Islámica de Ávila y delegada de la Comisión Islámica de España en Castilla y León, Mariam Cuenca. “Me habéis dejado con la boca abierta”, dijo. “Estoy muy, muy de acuerdo con lo que habéis dicho”, llegó reclamar esta última.

Quintero, junto a un grupo de hermanas, lleva trabajando desde años en uno de los barrios que acogían a trabajadores migrantes que llegaban a la ciudad de Valladolid en los que “no existían servicios comunitarios, parques, colegios, centros sanitarios…”. Las carmelitas verdrunas serían una pieza clave en la asociación vecinal La Rondilla y la Asociación de Mujeres del mismo nombre.“Nuestra asociación ha sido siempre muy reivindicativa. Siempre ha habido que enfrentarse para conseguir el bienestar de los que no cuentan”, relató. “Nosotras, realmente, no teníamos nada que perder”, señalaba, “otros compañeros y compañeras tenían sus familias, sus hijos, sus trabajos… Y lo arriesgaban por defender lo que era de todos y por conseguir el bienestar para el vecindario”. “Ya no podría concebir la vida religiosa de otra manera”, sentenció.

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