Margarita Saldaña: “Los proyectos de Carlos de Foucauld se van realizando a través de su gran familia espiritual”

A las puertas de la canonización de hoy, la teóloga y periodista redescubre en un biografía al santo “inacabado” que aspiraba a ser “hermano universal”,

Carlos de Foucauld

Este domingo, el papa Francisco canoniza a los beatos Tito Brandsma, Lázaro Devasahayam, César de Bus, Luis María Palazzolo, Justino María Russolillo, María Rivier, María Francisca de Jesús Rubatto, María de Jesús Santocanale, María Domenica Mantovani y Carlos de Foucauld. De este último, precisamente el pontífice, en la encíclica ‘Fratelli tutti’, lo define como “persona de profunda fe, quien, desde su intensa experiencia de Dios, hizo un camino de transformación hasta sentirse hermano de todos”.



Precisamente, con motivo de la canonización, la teóloga y periodista Margarita Saldaña –de la familia espiritual de Carlos de Foucauld– ha recogido en un nuevo luego una biografía actual del nuevo santo. ‘El hermano inacabado: Carlos de Foucauld’ (Sal Terrae, 2022) es el título de esta nueva propuesta.

Un santo en proceso

PREGUNTA- A las puertas de la canonización del hermano Carlos de Foucauld, ¿por qué es un santo “inacabado”?

RESPUESTA.- Creo que hay dos motivos que nos permiten utilizar este adjetivo, “inacabado”. El primero de ellos es que Carlos de Foucauld, que aspiraba a ser “hermano universal”, no fue un “santo perfecto”, sino un hombre en proceso, con fisuras y grietas, que se dejó trabajar por la gracia y permitió que Dios fuera haciendo obras grandes a través de sus sombras y fragilidades. La segunda razón es que Carlos, que quiso siempre tener compañeros y que escribió nada menos que seis reglamentos a lo largo de su vida, nunca fundó nada; sus intuiciones fueron adquiriendo cada vez más fuerza después de su muerte. De alguna manera, los deseos y los proyectos de Carlos de Foucauld, inacabados como él mismo, se van realizando a través de su gran familia espiritual.

P.- Esta biografía tiene dos partes complementarias: la sucesión de tiempos y espacios en los que vive Carlos de Foucauld y una amplia semblanza espiritual. ¿Por qué se presentan como “exploraciones” los diferentes escenarios de la vida del nuevo santo?

R.- Me gusta utilizar la metáfora de la exploración, que evoca lo inesperado de la realidad, las zonas que necesitan ser desbrozadas… Antes de su conversión, Carlos de Foucauld realizó una exploración en Marruecos, que le valió el reconocimiento de la comunidad científica. Sin embargo, me parece que las exploraciones más importantes se refieren a espacios más recónditos: sus propios deseos, la entraña del Evangelio, la vida monástica, la radicalidad un poco exagerada de su período en Nazaret, una manera muy particular de comprender el ministerio sacerdotal, una opción clara por aquellos que estaban más alejados del Dios de Jesús. En todos esos lugares, Carlos descubre, tantea, se equivoca, aprende, agradece… Todo ello va configurando su existencia como una permanente exploración.

Fraternidad universal

P.- ¿Qué ofrece al lector la “irradiación”, el trazado espiritual que se ofrece del “marabú cristiano”?

R.- Para Carlos, la verdadera “irradiación” procede del mismo Jesús, sobre todo a partir de esos lugares paradójicamente irradiantes que son Nazaret y la eucaristía. El trazado espiritual de Carlos de Foucauld indica, pues, que cada dimensión de la existencia cristiana, por irrelevante o inútil que parezca, está llamada a irradiar el Evangelio, quizá no tanto por medio de la palabra sino más bien del testimonio, de la presencia. Carlos es un santo verdaderamente contemporáneo porque muestra a la Iglesia universal que lo que cuenta realmente no son las cifras de convertidos ni el número de fieles que reciben los sacramentos, sino la vida compartida gratuitamente con todos, sobre todo con los últimos.

P.- La fraternidad está presente desde el título. ¿Qué mensaje lanza para nuestra situación actual el que se consideraba el “hermano universal”?

R.- Más que considerarse “hermano universal”, Carlos de Foucauld deseaba ser reconocido como tal. Para él, el verdadero “hermano mayor universal” es Jesús. Nuestro mundo, como el suyo, está fisurado profundamente en la justicia, la hospitalidad, el cuidado, la fraternidad, la convivencia con el otro diferente. El mensaje de fraternidad universal de Carlos de Foucauld es tremendamente actual si tenemos en cuenta que él mismo levantó la voz contra la esclavitud, acogió sin cesar a personas de toda condición, cuidó con delicadeza a muchas personas enfermas y pobres, aprendió a dejarse cuidar por los tuaregs, hizo un esfuerzo titánico por integrar y transmitir la cultura del pueblo tuareg que tanto amó. Su testimonio nos invita a hacer lo mismo, en el contexto que a cada uno nos toca vivir.

Luces y sombras

P.- ¿Qué van a descubrir los que apenas conocen a Carlos de Foucauld con este libro? ¿Y quienes ya conocen buena parte de su existencia?

R.- “El hermano inacabado” está teniendo una recepción sorprendente, quizá porque sale al encuentro de lectores muy distintos. Aquellos que son amigos de Carlos de Foucauld desde hace mucho tiempo, aprecian el hecho de descubrir nuevos matices de su humanidad, en especial esas “sombras” de las que nos cuesta hablar cuando nos referimos a los santos; también encuentran en este libro citas que nunca antes habían sido traducidas.

En cuanto a los lectores que se acercan por primera vez a esta figura, pueden tener acceso a un relato biográfico breve y dinámico, que integra los elementos más recientes de la investigación, al mismo tiempo que pueden dejarse alcanzar por ciertos aspectos esenciales de su espiritualidad. Espero que unos y otros disfruten de un relato que toca con sensibilidad de mujer contemporánea la vida de un varón que nos queda lejos en el tiempo, pero muy cerca en la experiencia y en las intuiciones.

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