“El contacto personal con el paciente es una gracia”

  • José María Civeira, psiquiatra en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza
  • Este 11 de febrero, la Iglesia vuelve a conmemorar la Jornada Mundial del Enfermo en plena pandemia
  • Especial ‘La fe de los sanitarios’

José María Civeira, psiquiatra en el zaragozano Hospital Universitario Miguel Servet, explica a Vida Nueva que “responder ante el dolor, el sufrimiento y la muerte es una constante en la historia de la humanidad. Los sanitarios, los médicos, siempre estamos allí y, a lo largo de los años, descubrimos el valor de la escucha, la humildad y, en especial, el agradecimiento de las personas con las que tratamos. La vocación se hace, se enriquece y va descubriéndose como motor y aliciente del trabajo con personas que sufren y mueren”.



“La pandemia –reconoce Civeira– ha sido desconcertante. En los hospitales, hemos organizado equipos para las salas Covid y se ha diseñado un plan de contingencia para que todo facultativo pudiese ayudar y prestar un mejor servicio. Hemos estudiado materias fuera de nuestra especialidad y nos hemos preparado con exigencia. Pero el miedo a los contagios, las normas rígidas y el alejamiento físico del enfermo han creado situaciones manifiestamente mejorables”.

José María Civeira, psiquiatra

Consecuencias graves

Una situación crítica que, como percibe, están padeciendo “especialmente los menores”, aunque, en general, “las consecuencias del confinamiento y la distancia social son graves para al menos un 10% de la población”. Así, “pacientes con enfermedades graves han roto su dinámica de tratamiento y hay que recuperar el tiempo perdido”.

En este sentido, el psiquiatra, quien participará como ponente en las jornadas ‘Salientes de una guardia. Una mirada creyente al mundo de la salud’, organizadas en Madrid por la entidad jesuita Más Que Salud, se pone deberes de cara a su día a día con la gente en un momento difícil: “Mantener la ilusión, impresionarte con el paciente, tener energía y voluntad de ayuda son instrumentos adquiridos de la vocación y necesarios para aplicar nuestra buena práctica profesional en cada una de las personas”.

Agradecer las vivencias

De ahí que insista en la importancia de “trajes a medida en el tratamiento” a los pacientes, reflejo de “una posición antropológica de servicio a una persona que sufre y que nos necesita”. Ese trato humano e individualizado, además de ser algo que “nos enriquece”, lleva a “agradecer estas vivencias que van más allá del quehacer profesional y son fiel evidencia del camino vocacional”.

En este último punto es en el que Civeira deja entrever su vivencia más espiritual: “La arqueología de nuestra biografía deja evidencias del don de la vocación, que nos hacen tener presentes aquellos pacientes que llegan a ser amigos, personas que marcan, no solo nuestro trabajo, sino también muchas de nuestras decisiones porque este contacto de persona con persona es una gracia, bajo el plan de salvación del Creador. Es una oportunidad de entrar en comunión y sentirnos miembros de un equipo con todos los sanitarios, las familias y aquellas personas que también luchan contra el dolor”. Un camino marcado por estos tres pilares: “Humildad, sencillez y agradecimiento”.

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