Mario Iceta, nuevo arzobispo de Burgos, invita a “crecer en humildad, a ensanchar el corazón, a lavaros los pies unos a otros…”

Con cierta polémica en las redes sociales por el aforo establecido por la Junta de Castilla y León –los datos sanitarios son preocupantes– ha comenzado esta mañana, 5 de diciembre, la misa con la que ha tomado posesión como arzobispo de Burgos de Mario Iceta, en su catedral. Una celebración que ha comenzado con la recepción del nuevo prelado desde las 10:30 h. que entró en la Seo por la Puerta Santa ya que la catedral vive su año jubilar y rezó en la capilla del Santísimo frente a la imagen del Cristo de Burgos. Además, en la sacristía el coro de los niños Pueri Cantores le recibió con una antífona cantada en euskera.



El nuncio del Papa, Bernardito Auza, presidió el comienzo de la celebración y el arzobispo saliente –administrador apostólico–, Fidel Herráez dio la bienvenida con una alocución en la que le presentó la diócesis al nuevo pastor. “Vienes a esta comunidad de Burgos en un momento privilegiado, el VIII Centenario de la catedral y con un jubileo especial concedido por el papa Francisco. Estos acontecimientos han de ayudar a celebrar el gozo de ser cristianos”, señaló Herráez. El propio Auza, en su alocución inicial, también destacó la importancia de la diócesis castellana e invitó al nuevo obispo a afrontar los retos que deja la actual pandemia.

Marcado por el celo pastoral 

Uno de los momentos más esperados, como es habitual, fue la lectura de la bula papal del nombramiento por parte del papa Francisco: “Tú, venerable hermano, que en la diócesis de Bilbao has acumulado muchos méritos, manifestando celo pastoral en la proclamación de la verdad salvadora y experiencia en el modo de administrar los asuntos, nos pareces idóneo para desempeñar este cargo con prudencia”, destacó el pontífice. “Oído, pues, el consejo de la Congregación para los Obispos, haciendo uso de nuestra Autoridad Apostólica, a ti, desligado del vínculo que te unía a la Iglesia anterior, te nombramos Arzobispo Metropolitano de Burgos, con los debidos derechos concedidos y con las obligaciones impuestas correspondientes”, señaló.

Detalle de la bula papal firmada el pasado 6 de octubre y con la que nombraba a Mario Iceta arzobispo de Burgos.

Tras la lectura de estas ‘Letras apostólicas’, el nuevo arzobispo tomó posesión de la cátedra como nuevo arzobispo y un grupo de sacerdotes –jubilados y en activo–, religiosos y una familia, en representación de todo los fieles, manifestaron su adhesión y obediencia al nuevo obispo. Desde ese momento, el nuevo arzobispo, tras la entrega del báculo por parte del nuncio, presidió la celebración de la eucaristía.

Una veintena obispos han participado en una celebración que ha contado con la presencia de diferentes autoridades civiles, militares y académicas, como el consejero de presidencia de la Junta de Castilla y León, Ángel Ibáñez, el alcalde de la ciudad, Daniel de la Rosa, o el subdelegado del Gobierno, Pedro Luis de la Fuente. Representantes del PP, PSOE, Ciudadanos y Vox han arropado a Mario Iceta en su toma de posesión. El aforo de 250 personas es el establecido para todos los templos de la región, cuyo límite de asistencia se ha establecido en el 50%.

Una nueva humanidad

En su homilía, la primera como arzobispo de Burgos, Mario Iceta agradeció “el regalo” de dicho nombramiento –aunque bromeó “no tiréis el tíquet por si hay que devolverlo”–. En sus primeras palabras han estado los que más están sufriendo la crisis económica de la pandemia, “saldréis con alegría, saldremos ayudados de la mano del Señor” les dijo a partir de las palabras de Isaías; recordó, además, a los fallecidos, a los enfermos, a las personas mayores, a los cuidadores y sanitarios… También tuvo palabras de cercanía para la vida contemplativa, los “confinados por amor”, definió.

Destacando el tiempo de Adviento, Iceta invitó a hacerse la pregunta sobre lo que cabe esperar. “Da gracias porque alguien te espera”, invitó. Una invitación a la esperanza que viene tras el hecho de que la pandemia “nos haya descubierto nuestra fragilidad”. La esperanza definitiva  en el Señor, recordó, va más allá de las limitaciones en las cenas de Navidad o en los encuentros.
La eucaristía, a partir del evangelio del lavatorio de los pies, fue otra de las recomendaciones del nuevo arzobispo a los fieles reunidos. Contando su experiencia juvenil tras la rotura de un fémur invitó a “crecer en humildad, ensanchar el corazón, lavaros los pies unos a otros…” Esta, recalcó, es “la humanidad nueva: la de la misericordia, el servicio, el perdón…” Que “¡nunca se nos caigan los anillos de hacerlo! Debemos dejarnos lavarnos los pies”, ratificó.
En la procesión de las ofrendas se han presentado algunos de los frutos de la tierra o unas rosas del jardín de la residencia de ancianos propiedad del Cabildo. Al final de la celebración, todos los reunidos en la catedral rezaron la oración del jubileo por el centenario del templo para obtener la indulgencia plenaria correspondiente. El nuevo arzobispo también impartió su primera bendición tras su toma de posesión.
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