La mujer más poderosa del Vaticano, en la ONU: “La cultura comercial reduce a mujeres y niñas a objetos sexuales”

Francesca DiGiovanni, subsecretaria del Sector Multilateral de la Sección de Relaciones con los Estados de la Santa Sede, participó ayer, 1 de octubre, en la Reunión de Alto Nivel de Naciones Unidas sobre el XXV Aniversario de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer. “La Santa Sede contribuyó activamente a la Conferencia y sigue siendo una firme promotora de la dignidad de la mujer, basada fundamentalmente en el reconocimiento de que la dignidad de todo ser humano, hombre o mujer, es la base del concepto de derechos humanos universales”, recordó la que es, a día de hoy, la mujer más influyente de la Santa Sede.



“Durante el último cuarto de siglo, mientras que el mundo ha sido testigo de grandes avances para las mujeres, también hemos visto la difusión de lo que el papa Francisco llama una ‘cultura del descarte’, que ha traído nuevas formas de pobreza y explotación a muchas mujeres, así como nuevas amenazas a su vida y dignidad”, apuntó DiGiovanni. Una realidad que se refleja en cuatro áreas clave de las cuales la primera es la feminización de la pobreza.

“En el plano económico, garantizar una mayor paridad entre mujeres y hombres debe incluir la igualdad de acceso al empleo, la propiedad, el capital, los servicios financieros y la tecnología, la igualdad de remuneración por el mismo trabajo, la equidad en los avances profesionales y el debido reconocimiento por el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado”, reclamó. Asimismo, subrayó que “el avance económico de las mujeres no debería obligarlas a elegir entre el trabajo y el deseo de tener una familia” y, del mismo modo, “las mujeres deben ser reconocidas como protagonistas dignas de su desarrollo integral, lo que implica su plena participación cultural, social y política”.

Salud, educación y protección

En cuanto a la segunda clave, la educación, DiGiovanni señaló que de todos los menores que no tienen acceso a la educación, “la mayoría son niñas”, lo que fomenta “el ciclo de desigualdad”. Ante esto, “la Iglesia católica, a través de miles de instituciones educativas, muchas de las cuales están dirigidas por religiosas, en numerosos lugares ha llenado los vacíos para garantizar que las niñas también reciban instrucción”.

Por otra parte, DiGiovanni subrayó la importancia de una “atención médica” efectiva para las mujeres. “Cientos de millones de mujeres y niños carecen de atención médica básica y de una nutrición y saneamiento adecuados”, dijo. “En lugar de invertir recursos para remediar esas deficiencias y mejorar la salud y el bienestar general de las mujeres, algunas han hecho demasiado hincapié en ciertos aspectos de la salud sexual y reproductiva de la mujer, incluida la supresión de su capacidad para la maternidad”, denunció. “Su salud debe ser atendida de una manera más integral, en particular, en aquellas situaciones de emergencia, donde lo que a veces se considera una ‘solución inmediata’ en realidad implica más violencia, aislamiento y desesperación”, recalcó DiGiovanni.

Por último, la subsecretaria señaló que la última gran preocupación de la Santa Sede es “la deshumanización y la violencia que padecen muchas mujeres”. “La Cuarta Conferencia Mundial arrojó una luz muy necesaria sobre las diversas formas de brutalidad que sufren las mujeres y las niñas”, sin embargo, “esa violencia continúa cruelmente”. Y es que, tal como apuntó DiGiovanni, “las mujeres y las niñas continúan sufriendo de la cultura hedonista y comercial generalizada que las reduce a objetos sexuales y sus cuerpos a productos de consumo, como ocurre en la pornografía, la subrogación y la trata de personas”.

“Abordar los desafíos que enfrentan las mujeres hoy debe involucrar a todos”, instó, “y las mujeres deben liderar el esfuerzo en sinergia con los hombres”. “Las mujeres tienen dones especiales que pueden revertir la cultura del descarte y remediar sus efectos”, concluyó, subrayando que “cada paso adelante para las mujeres es, por tanto, un gran paso adelante para la cultura auténtica y para la humanidad”.

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