Los impactos ambientales, la otra cara de la violencia en Colombia durante la pandemia

Además de la violencia desbordada, hay otro grave problema durante el coronavirus en Colombia: la deforestación en la Amazonía nadie la detiene. Según datos de Corpoamazonía  más de 13.443 especies de plantas y animales han sucumbido con el aumento de la deforestación durante la cuarentena, donde mafias ‘comebosques’ derribaron árboles centenarios.



Julian Villa, líder social del Llano y ambientalista, ligado a procesos de ecoteología, consultado por Vida Nueva, ha señalado que “los entes de control se aislaron por el covid-19” por lo que aparte de la deforestación “esto ha disparado los impactos de la Industria extractivista, el impacto de los neocolonos del modelo de apropiación de la tierra bajo los esquemas de monocultivos de palma y ganaderías extensivas”.

Ecosistemas en alto riesgo

Para el líder social “el gobierno insiste que este tipo de actividad es el motor de la economía” cuando por el contrario “es muy frágil porque depende mucho de la subida o caída de los precios del mercado”, por ello resulta esencial buscar nuevas formas de producción autosostenibles.

“En un país que depende de energías fósiles como el petróleo simplemente corre muchos riesgos”, lo cual “no cesa en sus impactos ambientales y a los ecosistemas”, ha dicho.

Incluso ha señalado que las comunidades científicas han advertido que “con el calentamiento global todo el paleobioma quedará sumergido, mientras que el derretimiento del permafrost (suelos congelados) puede hacer aflorar virus prehistóricos que pudieran afectar gravemente la vida de los seres humanos”.

Daños en la cuenca de Bogotá

Otro aspecto preocupante para el ambientalista es el crecimiento “a fuerza” del área metropolitana de la zona de Cundinamarca colindante con Bogotá, porque “este tipo de iniciativas lo que hace es promover el crecimiento urbano de una megaciudad que no es el ejemplo”, al contrario “el modelo de actual ciudad es irresponsable, de los peores aires, con un manejo de su suelo absurdo”.

Con ello degradan suelos con características agroalimentarias fundamentales para la producción de alimentos: “Están pavimentando simplemente por la vanidad de lucro de un grupo de urbanizadores, que hacen campañas políticas y financian los gobiernos de turno y eso está generando de un deterioro de su espacio”.

Villa ha denunciado que este problema es de vieja data, desde la creación de la represa de Chinganza en los años 80, la cual “toma aguas del río Blanco y del río Guatiquía” y “no conformes con esto pretenden seguir creciendo con el proyecto Chinganza 2” sin medir los impactos ambientales ocasionados hasta el momento en la cuenca de Bogotá solo por el dominio del agua.

Acoger Laudato si’

Detrás del coronavirus, hay algo más letal y menos manejable –advierte– se trata de la emergencia climática global y como sociedad humana no hemos entendido la importancia de llegar a un punto de no retorno, por ello suscribe en toda su integridad la encíclica Laudato Si’ por su mensaje profético.

Debemos replantearnos como individuos de manera personal y espiritual nuestra relación con el planeta”, pues de estas decisiones “también influirán en lo colectivo”, porque “el Covid-19 es un chiste en comparación con los impactos del cambio climático”.

Por tanto “es fundamental acoger la convocatoria de su Santidad, el Papa Francisco que nos llama a reflexionar, a reconstruir nuestra solidaridad, relacionamiento, comunión, entre seres humanos y la madre naturaleza” para “ser ejemplo y testimonio de la intención de cambio de querer hacer por lo demás”.

Foto: Semana

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