El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, ha definido al fallecido obispo emérito de Sao Félix do Araguaia (Brasil), Pere Casaldàliga, como un misionero con “corazón de poeta y de místico”.
- LA NOTICIA: Muere Pedro Casaldáliga, el obispo poeta que se la jugó por los últimos en Brasil
- TRIBUNA: Diez recuerdos de familia, por el cardenal Aquilino Bocos
- EL DETALLE: Así es la capilla del ‘palacio episcopal’ del pastor de los pobres, por Maximino Cerezo Barredo
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos de la revista en tu email
- LEE Y DESCARGA: ‘Un plan para resucitar’, la meditación del papa Francisco para Vida Nueva (PDF)
Así lo ha puesto de manifiesto en un mensaje de condolencias enviado a los religiosos claretianos, así como a los cristianos de la región de Matto Grosso, “donde trabajó el gran obispo”. “Demos a gracias por su testimonio. Descanse en paz en el reino del cielo”, ha añadido.
Referencia para los catalanes
Omella ha destacado del religioso fallecido los 92 años que “es para los catalanes y para todos los obispos de la Iglesia un hombre que quiso vivir con los pobres y se entregó a ellos”. No en vano, Casaldáliga era catalán de pura cepa. Nacido en Balsareny (Barcelona) el 16 de febrero de 1928, fue seminarista en Vic (Barcelona) y antes de partir al extranjero ejerció como sacerdote y docente en Galicia y en Barcelona, donde puso en marcha una bolsa de trabajo para inmigrantes, un albergue y una escuela para personas sin estudios.
El misionero claretiano recibió la Creu de Sant Jordi de la Generalitat y fue candidato al Premio Nobel de la Paz en 1990 por ser “la voz de los que no tienen voz”, como lo definió el impulsor de esta candidatura, el argentino Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.
En su texto, Omella también ha echado mano de un poema de Casaldáliga dedicado a la Virgen María que para el purpurado estaba escrito “desde el fondo de su corazón”.