El aterrizaje del coronavirus a Nigeria, una “llamada de atención” para el cardenal Onaiyekan

cardenal John Olorunfemi Onaiyekan nigeria

La pandemia del coronavirus se extiende por África y la enfermedad pone de manifiesto otros problemas estructurales de la realidad del continente. El arzobispo emérito de Abuja (Nigeria), el cardenal John Olorunfemi Onaiyekan, ha valorado en una entrevista en The Sun las perspectivas del país que acaba de cumplir 21 años de vida democrática.



Para el prelado, “Dios ha permitido que este virus invada a la humanidad y hemos visto lo que ha causado en términos de la casi total paralización de todas nuestras maravillosas actividades. Cualquiera que crea en Dios debe ciertamente ver la mano de Dios en esto. Lo importante, por lo tanto, es escuchar y aprender algunas lecciones de las experiencias de este confinamiento”.

Normas utópicas 

Respecto a las normas de prevención, recuerda la dificultad de cumplir algo tan sencillo como lavarse las manos. “Para los miembros del grupo de trabajo presidencial y todos los ministros y personas como el presidente Onaiyekan que vive en una bonita mansión con agua corriente en cada habitación, eso no es problema. En cualquier momento puedo levantarme y lavarme las manos. Pero cuando pienso en nuestros pobres hermanos y hermanas que tienen que luchar para conseguir suficiente agua para beber. Decirles que se laven las manos regularmente es pedir lo imposible”.

La gente pobre no puede permitirse el lujo de comprar mascarillas. Hemos visto también el encierro, quedarse en casa. Es más fácil decirlo que hacerlo. Puedes quedarte en casa y disfrutar de unas buenas vacaciones si tienes una cómoda cuenta bancaria en la que caerte y siempre puedes pedir tu comida y alguien te la traerá. Pero cuando estás solo en tu pequeña habitación, saliendo cada mañana para hacer el pan de cada día, ‘Quédate en casa’ significa esperar a que te maten”, lamenta el cardenal.

Para el purpurado, “no debemos subestimar el hecho de que nuestro entorno está acostumbrado a sufrir tanto de enfermedades virales. Hemos desarrollado muchos remedios curativos tradicionales que mucha gente está usando sin ir a ningún hospital. Tanto si funciona como si no, sólo la persona que lo usa puede reclamarlo”. “La realidad es que el Coronavirus, el resultado final ha mostrado los límites de nuestro ingenio humano. Deberíamos dejar de estar orgullosos pensando que lo sabemos todo y resolverlo todo, no podemos. Para mí, como líder religioso, debería haber sido una llamada de atención para nosotros. Todos aquellos que creen en Dios para despertar. No sólo para empezar a rezar en serio por el fin del coronavirus, sino para empezar una nueva forma de vida que sea menos egoísta. Piensen en los demás y ayúdense mutuamente”, sentencia.

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