Salvini inaugura una nueva sede de la Liga con la bendición de dos curas

  • Ante más de 250 devotos del ex ministro, dos sacerdotes se fotografiaron con él crucifijo en mano
  • “Nos invitaron quienes regularmente vienen a misa. No hemos hecho nada malo”, se justifican

Matteo Salvini con dos sacerdotes

En su visita a la región Lombarda del pasado fin de semana, Matteo Salvini, líder de la Liga, se detuvo en Sedrina –localidad de Bérgamo– para inaugurar la nueva sede del partido. Antes, venía de Val Brembana, donde acabó su visita rezando un Ave María. Esta vez cambiando el rosario por una caña para pescar sardinas… regalo de sus fieles. Ante más de 250 devotos, dos sacerdotes bendijeron el local y se fotografiaron con el ex ministro crucifijo en mano.



“Nos invitaron quienes regularmente vienen a misa y fuimos. No bendecimos a Salvini. No hemos hecho nada malo”, explica a BergamoNews el sacerdote Roberto Mocchi, a quien acompañaba el presbítero Pierangelo Redondi, quien quiso aclarar que no es simpatizante de ningún partido, pese a que sostenía la cinta que cortó Salvini para inaugurar el recinto.

Durante el evento político, Salvini se encargó de alabar el Brexit, hacer saltar la alarma por los barcos que llegan a Italia con migrantes y criticar el impuesto que el Gobierno italiano ha decidido imponer al uso de plástico. Además, se congratuló de que en Sedrina “no se cante el ‘Bella Ciao'” y se siga “haciendo el belén y celebrando la Navidad”, como recoge Il Corriere.

Salvini y “sus monaguillos”

El apoyo de los curas a este acto no ha sido bien visto por sus hermanos sacerdotes de Bérgamo. De hecho, Alberto Carrara, director del semanario diocesano –Santalessandro.org– se ha despachado a gusto. “Salvini es el celebrante con un crucifijo y los párrocos son sus monaguillos”, dijo al describir la foto en un artículo publicado en este medio, aunque la diócesis se ha apurado a aclarar que Carrara habla en nombre propio.

Carrara se pregunta qué piensan sus colegas de la política de inmigrantes de la Liga. “¿Por qué fueron allí? ¿Era necesario?”, se cuestiona. Si fueron solo por aceptar de forma cortés la invitación, el también sacerdote compara el hecho con “aquellos sacerdotes que bendijeron a los ejércitos nazis o los escuadrones fascistas”. Y luego admite con franqueza: “Don Mocchi ha hecho una tontería colosal”.

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