Alessandra Smerilli reclama “un vuelco en la pastoral ordinaria” para construir una Iglesia hogar

La salesiana Alessandra Smerilli

Alessandra Smerilli considera que es necesario “dar un vuelco a la pastoral ordinaria, para que ponga en el centro el estar juntos como una nueva familia, más allá de la sangre, y deje surgir de la cotidianidad -trabajo, afectos, descanso- el algo más (magis) del Reino de Dios”.

Es la propuesta que ha lanzado la auditora del Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional, durante su participación en las Jornadas de Pastoral Juvenil Vocacional de Confer. Para esta salesiana de Don Bosco, “no se puede estar con los jóvenes sin cambiar algo de nosotros”.

Un cristianismo desconocido

“Si el cristianismo tiene un problema en Occidente, es la sensación corriente y extendida de que es algo muy conocido, cuando en realidad no se ha experimentado ni indagado en profundidad”, alertó sobre la secularización la hija de María Auxiliadora y profesora de economía política. Sin embargo, no se dejó llevar por una visión apocalíptica: “No prevalece la protesta o el rechazo de la experiencia religiosa, pero se siente un gran deseo de coherencia, frescura y sencillez: de testigos”.

Es más, la también consejera de Estado de la Ciudad del Vaticano apuntó que “el tiempo que estamos viviendo es fascinante y debemos reconocer que los jóvenes nos están acostumbrando a la posibilidad más genuino, con menos superestructuras”. En este sentido, recordó que “el Sínodo de los jóvenes sugiere a la Iglesia  una purificación de lo imaginario y del lenguaje religioso”.

Volver a los orígenes

Desde ahí, llamó a los asistentes a trabajar para conformar “una Iglesia misionera” que vaya a “los orígenes del cristianismo” que sea capaz de genera “un ambiente con sabor a hogar, en la sencillez, en le deseo de interioridad, pero también en relaciones nuevas”.

“Si a los jóvenes les falta la percepción de una eficacia similar de las propias decisiones, les resultará más difícil ser cristianos como llamada a incidir en mundo ya ocupado y concluido”, comentó la salesiana, convencida de que “tal vez en la Iglesia de mañana se hablará menos de estados de vida y más de vocaciones radicales de seguimiento”.

Cambiar de rumbo

En relación al acompañamiento, apreció que “una Iglesia que busque a los jóvenes allí donde se encuentran, pueden entonces cambiar de rumbo”. En este sentido, lanzó algunas propuestas que implican una reorganización de los espacios eclesiales. Por ejemplo, invitó a los agentes de pastoral a reestructurar las casas parroquilares para convivencias breves o de larga duración, a transformar los seminarios vacíos en espacios para cultivar la interioridad…

Durante su ponencia, Smerilli dibujó una radiografía de la juventud, subrayando alguna de sus principales preocupaciones como el miedo al futuro, la carrera de obstáculos que supone la dificultad para encontrar un empleo, el desencanto afectivo, su compromiso con el medio ambiente y con la igualdad… “No nos encontramos frente a una generación de revolucionarios”, expresó la religiosa, que explicó cómo esta generación tiene “un gran deseo de cambiar el mundo, pero lo hacen a su modo: sin gritos, sin hacer demasiado ruido, creando tendencias gracias a sus capacidades y a las posibilidades de conexión”.

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