Omella en la misa de la Mercè: “¿Dejaremos de mirarnos a nosotros mismos para ayudar a los que sufren más?”

  • El cardenal de Barcelona reclama más atención a los ancianos, a los jóvenes, a las familias rotas, a los inmigrantes y a los enfermos
  • Durante la eucaristía con motivo de la festividad de la patrona de la ciudad, exhorta a ser “constructores de una sociedad en fraternidad y comunión”

juan jose omella-misa-virgen de la merced 2019

Misa solemne en la basílica de la Virgen de la Mercè con motivo de la festividad de la patrona de Barcelona. Homilía del cardenal arzobispo, Juan José Omella. Autoridades civiles y militares presentes. Ni una palabra sobre la noticia que ha abierto todos los informativos la víspera. La detención de un grupo de sospechosos de estar preparando acciones terroristas con motivo del segundo aniversario del 1-O y en vísperas de la sentencia del juicio a los líderes políticos del denominado procés soberanista.

No, ni una palabra. Omella, en una homilía pronunciada en catalán y castellano, invita a la sociedad y a sus principales representantes a no mirarse el ombligo, a salir del bucle del ensimismamiento, a educar en el servicio a los demás para ser “constructores de una sociedad en fraternidad y comunión”.

“¿Los negaremos nuestro calor y ayuda?”

“Estimados hermanos, ¡no nos falta, de dolor y de sufrimiento cerca de nosotros!”, dijo Omella a los presentes. “¿Dejaremos de mirarnos a nosotros mismos para ir ayudar a los que sufren más? No olvidemos que hace más feliz dar que recibir. Cerca de nosotros hay gente mayor muy sola, jóvenes desorientados, familias rotas, inmigrantes, enfermos, aquellos que trabajan para construir puentes de comunión y de fraternidad y se sienten solos e incomprendidos. Todos ellos son nuestros hermanos, hijos del mismo Padre Dios. ¿Les negaremos nuestro calor y ayuda?”.

El purpurado, que invitó a ser para todos ellos “consuelo y ayuda en sus necesidades”, tuvo también palabras muy claras para padres, educadores y políticos, dada su responsabilidad a la hora de ayudar a formar a ese tipo de personas que se ocupen y preocupen del prójimo. “Tenemos todos la gran tarea y responsabilidad de educar a las generaciones futuras. Y educar no es darles todo lo que piden y desean. Educar es ayudarles a sacar todos los valores y virtudes que llevan dentro, en tanto que seres humanos que llevan la impronta del Creador”.

No criar a egoístas, sino a personas adultas

“No podemos criar seres ensimismados, egoístas, que tienen de todo y que nunca tienen bastante; sino hombres y mujeres capaces de ser adultos, capaces de ofrecer y de aceptar, capaces de valorar a los otros y de compartir. Educar es también, pues, saber negar cosas, enseñar a renunciar, a asumir el fracaso, a dilatar en el tiempo la consecución de los deseos, para aprender a amar más, a amar mejor. Solo así nos preparamos para ser felices y para encajar, con entereza, las dificultades de la vida”, señaló el arzobispo de Barcelona.

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