Los curas villeros dieron a conocer un nuevo documento, haciéndose “eco de lo que vive la gente de nuestros barrios”. Tomaron como ejemplo la figura de Jesús, que se dedicó al trabajo manual y anunció el “Evangelio del trabajo”, que habla de la dignidad de cada trabajador.
Con esta declaración: “Es urgente combatir el desempleo”, afirman que se percibe un marcado aumento del desempleo y la precarización laboral, falta de ingresos y desánimo social. “La persona que no trabaja está herida en su dignidad, siente que está de sobra, que está descartada”.
Si bien la crisis pega en la clase media, impacta en los sectores humildes que realizan sus trabajos en hogares de la clase media. Ha decaído la oferta laboral en refacciones, pintura, plomería, servicio doméstico.
Aseguran que si bien conocen la buena voluntad de funcionarios y personas influyentes, se deben dar pasos contundentes para mejorar la vida de los postergados. “Es urgente resolver el tema del desempleo”. Piden que el gobierno actual y quienes se proponen como candidatos para el futuro, expliquen cómo generarán empleo. Asimismo, que presenten propuestas de economía popular.
Confirman que son necesarios -en este momento- los planes sociales, pero urge recuperar el empleo digno para las familias.
La comunidad ante la crisis
Los curas villeros aseguran que, frente al panorama desalentador que viven las familias de los barrios, son las organizaciones sociales las que ayudan a contener “a los que quedan afuera del sistema”. Se gana así en seguridad e inclusión.
También testifican que estas crisis, se viven en comunidad. A tal punto que ésta se hace cargo del sufrimiento del hermano, y se encara “juntos el esfuerzo por salir adelante”.
Aseveran que la dignidad del trabajo resucita a las personas y a las familias, y cuando hay trabajo se produce un círculo virtuoso: “Se puede llevar el pan a la mesa y la familia reunida vive con más dignidad. El signo de la inclusión es la oportunidad laboral“.
La cultura del encuentro
En la declaración expresan que “familias que vienen de generaciones de exclusión se cruzan hoy con gente que viene de generaciones de prejuicios”. De este modo se ensancha la brecha entre los ricos y los pobres.
Los más de 30 curas y religiosos que atienden los barrios del Gran Buenos Aires, reflexionan que para combatir la exclusión, los más favorecidos “deben ser sensibles con los que menos tienen”. “Sólo la cultura del encuentro es el camino…”.
