El secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, llama al “elector cristiano” a votar de forma “libre y responsable” para contribuir “a la paz y al bien común” con la mirada puesta en las elecciones generales, autonómicas, municipales y europeas.
En un artículo para la revista Ecclesia, el también obispo auxiliar de Valladolid, reconoce que “ningún programa político agota las exigencias del Evangelio”, de la misma manera que “tampoco puede esperarse de la política la salvación, ni de ningún programa de gobierno el establecimiento pleno de la justicia y el bien”.
Con este diagnóstico, el prelado reconoce que “muchas veces no habrá otra salida que la del bien posible, la del mal menor o la opción menos oscura, actitud siempre preferible a la de la indiferencia”, en una alusión implícita a la abstención.
Compromiso cotidiano
A partir de ahí, Argüello se detiene en varios aspectos que todo católico, según él, debe tener en cuenta, no solo ante los comicios que se avecinan, sino también en su “acción ordinaria en la vida social y pública”.
Así, recuerda a los creyentes que “las obligaciones cívicas de los ciudadanos no se extinguen con el ejercicio del voto en unas elecciones. Así hace suyas las palabras del papa Francisco el pasado mes de marzo cuando señaló que “ser católico en la política no significa ser un recluta de algún grupo, una organización o partido, sino vivir dentro de una amistad, dentro de una comunidad”.
De la defensa de la vida al migrante
Entre los criterios a discernir, Argüello invita a respaldar aquellas candidaturas que defiendan la vida frente al aborto y la eutanasia, pero la apuesta por la familia “fundada en el matrimonio entre un hombre y mujer” que debe concretarse “en el acceso a la vivienda”, en el reconocimiento del trabajo doméstico y de los cuidados, beneficios fiscales… Argüello reclama además a los políticos un “apoyo especial” para las zonas de la España vacía.
De la misma manera, recuerda al votantes creyentes la importancia de que los programas electorales planteen una “laicidad abierta y positiva”, que respeten el derecho de los padres a una educación integral, que promuevan un pacto social para reformar el Estado del bienestar y que recojan “la acogida y la integración” de los migrantes. “La solidaridad internacional es una exigencia de orden moral”, señala el secretario general que hace suyas las reivindicaciones de Cáritas en esta materia.
Y aunque destierra el criterio defendido otrora por el Episcopado sobre la unidad de España como bien moral, al referirse a la crisis catalana Argüello subraya que “el llamado ‘derecho a decidir’ no es moralmente legítimo en sí mismo”. En materia internacional defiende el proyecto europeo “como ámbito de paz y promoción” en el que “los cristianos han de estar presentes”.
