La Iglesia en México: “El robo de arte sacro es un delito permanente”

De acuerdo con la Dimensión Episcopal de Bienes Culturales y Arte Sacro, se trata de un problema serio, por lo que es importante actuar no solo para que no siga creciendo, sino para la detección temprana y recuperación de las obras

Los sondeos realizados por la Dimensión de Bienes Culturales y Arte Sacro (DIBEAS) de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) revelan que si bien no existe un modus operandi único en cuanto al robo de arte sacro, éste sí constituye una fuente de comercio ilícito importante y un delito permanente.

Así lo dio a conocer a Vida Nueva Digital el Dr. Jaime Pérez Guajardo, secretario ejecutivo de esta dimensión, quien además reveló que las entidades federativas en las que más se registra el robo de arte sacro son: Puebla, Tlaxcala, Estado de México, Oaxaca y Ciudad de México, fenómeno que, no obstante, se presenta en todas partes del país.

Aclaró que ante este delito se debe prevenir el trasiego de piezas, pues esto sería muy grave, ya que evidenciaría la presencia de redes bien organizadas –que suelen planear desde el hurto hasta la venta de las obras en subastas o a coleccionistas–, situación que preocupaba de manera particular a la Iglesia tras los terremotos de septiembre pasado que dejaron muchas obras de arte expuestas a esta situación luego del derrumbe de los templos, pero por fortuna esto no ocurrió.

En este sentido, Pérez Guajardo llamó a trabajar en algunos puntos no sólo para evitar que este problema crezca, sino con miras a llevarlo a una detección temprana y a su mínima expresión.

Catalogación para desincentivar el robo

Explicó que ante esta realidad, resulta fundamental la catalogación de las piezas de arte: “en caso de robo, todo aquello que no está catalogado es mucho más difícil de recuperar”, por lo que la Iglesia en México tiene como “tarea pendiente crear un catálogo nacional único de arte sacro robado, para que todos cuenten con la misma información”.

Consideró que se ha avanzado mucho en la catalogación, pero el patrimonio que tiene México es tan amplio, que falta mucho por hacer. “Por otro lado, debemos tener el hábito de que todo lo que se vaya creando, sea catalogado”, y añadió “la catalogación es una actividad permanente”.

El especialista aseguró que un buen trabajo de catalogación sin duda desincentivará este delito: “el conocimiento ayuda a evitar el robo; es muy importante que todos sepamos lo que tenemos, pues cuando la gente conoce las obras, las cuida”.

Blindaje de los templos y denuncia oportuna

Para el Secretario Ejecutivo de la DIBEAS, después de la catalogación, lo segundo sería el cuidado y blindaje de las instalaciones donde se resguarda dicho patrimonio: “Hoy no podemos caer en la ingenuidad de puertas abiertas, de candados simplones o dejar velas prendidas en lugares de alto riesgo. Debemos trabajar también en evitar las malas instalaciones eléctricas, y sobre todo, crear la conciencia del cuidado”, dijo.

Otro aspecto muy importante –continuó– es la comunicación con las autoridades: “en el momento en que se detecta la ausencia de una pieza, se debe dar aviso de manera inmediata tanto al Instituto Nacional de Antropología e Historia, como al obispo y a la Comisión de Arte Sacro. En ese momento comienza el proceso para cerrar aduanas”.

Dijo que la Policía Federal ya está trabajando desde una corporación propia para la custodia y conservación de los bienes, para lo que se han asesorado con los carabinieri de Roma que tienen la custodia del Vaticano, y la experiencia en litigios a nivel internacional.

El cuidado de las obras a través del conocimiento

Pérez Guajardo recomendó a los responsables de las iglesias organizar equipos coadyuvantes para la conservación de las obras de arte sacro, involucrando tanto a la misma comunidad como contratando equipos técnicos profesionales; “los primeros cuidan, conservan y hace una adecuada limpieza, y los segundos se empeñan en una adecuada restauración”.

Señaló que hoy más que nunca es necesario que los fieles conozcan y se dejen asombrar por el patrimonio, pues en México hay joyas extraordinarias. Concluyó que cuando no se conoce lo que se tiene, se incurre en muchas imprudencias, y la prudencia está en el conocimiento amplio de las cosas. Para tales estudios hay suficientes programas en el país, incluso con reconocimiento oficial.

Compartir