El obispo de El Paso logra suspender la deportación de una madre mexicana cuya hija tiene cáncer

  • El prelado norteamericano abogó por la mujer de origen mexicano, quien está a la espera de que la resolución definitiva le permita quedarse en territorio norteamericano para cuidar de su hija

Luego de que el pasado lunes el obispo de El Paso, Texas, Estados Unidos, monseñor Mark Seitz acudiera junto con un grupo de sacerdotes y una abogada ante las autoridades migratorias de ese país para solicitar la suspensión de una orden de deportación en contra de una madre inmigrante mexicana cuya hija tiene cáncer, este martes el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) aceptó la solicitud “por razones humanitarias”.

El obispo católico había argumentado ante las autoridades la conveniencia de que María Elena de Loera permaneciera en territorio estadounidense para que pudiera atender a su hija que se encuentra postrada en una cama del Hospital Infantil de El Paso, debido a su delicado estado de salud, producto de dos tipos de cáncer.

Hasta este martes, era inevitable la deportación de la madre, a menos de que el ICE revirtiera su decisión, por lo que el obispo Mark Seitz decidió asumir el papel de intercesor a fin de evitar que María Elena se viera obligada a abandonar el país, dejando en el desamparo no sólo a la pequeña Alia, quien requiere de cuidados constantes, sino también a sus otras dos hijas.

Hay esperanza

Linda Rivas, abogada que acompañó al obispo de El Paso ante las autoridades migratorias, y quien pertenece a la organización Americas Immigrant Advocacy Group, al salir de la reunión anunció que la solicitud de revisión del caso había sido recibida y aceptada por las autoridades, aunque aclaró que la resolución definitiva aún está pendiente.

Reconoció que en muy pocas ocasiones las autoridades migratorias aceptan revisar un caso de una orden de deportación vigente, pero por tratarse de un caso humanitario que requiere atención de manera inmediata, la solicitud fue aprobada. “Ahora estamos a la espera de su decisión, que puede ser mañana o en unas semanas, no lo sabemos… esperamos que sea la que deseamos”, señaló.

La abogada también hizo un llamado a las autoridades migratorias para que analicen y evalúen la situación particular de María Elena, pues –dijo– “contamos con suficiente evidencia que sustenta nuestra petición”.

Por su parte, el obispo intercesor, Mark Seitz, reveló que conoció de este caso hace apenas unos días, e inmediatamente decidió colaborar, por lo que el mismo lunes se encontró con María Elena y con Alia para manifestarles su solidaridad.

Ante los medios que se dieron cita a las afueras de las oficinas del Centro de Procesamiento de Inmigración local, el obispo se refirió a la importancia de que la madre mexicana permanezca en suelo estadounidense, y consideró que la deportación de María Elena sería muy cruel. “Sería algo terrible dejar a una menor gravemente enferma sin su madre. Creo que nuestro país y las autoridades migratorias son mejores que eso”.

Cabe recordar que María Elena de Loera llegó hace dos años a Estados Unidos solicitando asilo tras el asesinato de su esposo en Ciudad Juárez, México. La madre, quien actualmente porta un grillete de rastreo electrónico, acompaña prácticamente todo el día a su hija en el hospital, pues su condición de salud ha empeorado en los últimos meses.

“Yo estoy con ella en todo momento, y si Dios y las autoridades quieren, voy a seguir estándolo. Eso espero. Yo he estado con ella en sus terapias, cuando debe ir a cuidados intensivos y cuando ha estado a punto de morir… ella me necesita”, dijo María Elena a la prensa local.

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